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Sólo una vez durante la lectura levantó la vista de la carta y la fijó un momento en el joven. Cuando hubo concluído de leer la carta, la dobló y la dejó sobre la mesa. Su majestad la reina, nuestra señora dijo el padre Aliaga reposadamente á Juan Montiño , al honrarme escribiéndome de su puño y letra, me manda que interponga por vos mi influjo, y me dice que la habéis hecho un eminente servicio.

Componíase de cuatro ilustres personajes de tanto peso y autoridad en la república de las letras, que apenas comprendo hoy cómo fuí capaz de convocarles para una lectura de cosa mía, naturalmente pobre y sin valor. Aterrábame, sobre todo, el mencionado Duque de los gestos nerviosos, el más eminente crítico de mi tiempo, según opinión de amigos y adversarios.

Excitado el amor propio, se despoja de la levita y vuelve a saltar con felicidad. Los demás le imitan. Al instante toma aquello el aspecto de los juegos olímpicos y todavía más de la gran batuda americana. Pero Núñez es un eminente saltarín. Así estaba de antiguo reconocido en todo el ejército y más particularmente en el arma de infantería.

Esta eminente señora había conseguido con una saludable energía que su marido no arruinase a la familia y los echase a todos por puertas. Antes que desbaratase su hacienda logró que se le privase judicialmente de la administración de los bienes y se le encomendase a ella. No es fácil representarse la firmeza con que doña Brígida empuñó las riendas de la casa.

Si Peel hubiese poseido la potencia creadora, es decir, si hubiese podido merecer el nombre de poeta que se le niega, habria sido el mas eminente hombre práctico de nuestros dias, habria equilibrado la gloria de Napoleon y completado el binomio de los grandes hombres en el siglo XIX, y hoy se diria: Napoleon + Peel.

-Mira, Sancho -dijo don Quijote-: dondequiera que está la virtud en eminente grado, es perseguida. Pocos o ninguno de los famosos varones que pasaron dejó de ser calumniado de la malicia. Julio César, animosísimo, prudentísimo y valentísimo capitán, fue notado de ambicioso y algún tanto no limpio, ni en sus vestidos ni en sus costumbres.

Luego reconoce el eminente Ripamilán que es cierto lo que dice el mundo entero: que, contra las leyes divinas y humanas, el Magistral es comerciante, es el dueño, el verdadero dueño de La Cruz Roja, el bazar de artículos de iglesia, al que por fas o por nefas todos los curas de todas las parroquias del obispado han de venir velis nolis a comprar lo que necesitan y lo que no necesitan.

La comedia que se representó era ya conocida y de poco mérito, aunque compuesta por D. Pedro Calderón. Después hice una visita á este mismo Calderón, que pasa por ser el poeta más eminente, y el ingenio más distinguido de España: es caballero de la Orden de Santiago, y capellán de la capilla de la Reina de Toledo; pero deduje de su conversación, que, en punto á conocimientos, estaba muy atrasado.

El genio del eminente geómetra se debatia bajo una inspiracion poderosa, que todavía no era él capaz de comprender.

El Padre de los Maestros le saluda y agradece su atención. Lo que el catedrático deseaba era volver al lado de Momaren. El entrecejo de éste y su boca tirante y desdeñosa le infundían terror. Se inclinó ante él cuando iba a entrar en su litera, y el eminente personaje le dijo con frialdad: -Me parece un buen hombre su Gentleman-Montaña, pero sin ningún sentido crítico.