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Actualizado: 18 de mayo de 2025


¡Cierto que fue gracioso! , pero por Dios, don Juan, de éstas pocas. Acompañé largo rato a mi amante desconocida, siguiendo la broma lo mejor que pude... el lector comprenderá fácilmente que bendije las máscaras, y sobre todo el talismán de mi impagable dominó.

Con razón le había dado a él en la nariz aquel famoso Banco Vitalicio, creado de la nada y formado en menos de siete días; y chocado tanto su fundador, Schlingen, un alemán, caído no se sabía de dónde, de las nubes, sin duda, como un aerolito, y que deslumbró en la Bolsa y dominó el mercado desde el primer día, con las trazas todas de un conquistador. ¡Sacramento! repitió entre dientes.

Sin embargo, y como una morisqueta de la Providencia, España dominó por trece meses más en un área de media legua cuadrada. La traición del sargento Moyano, en febrero de 1824, había entregado a los realistas una plaza fuerte y bien guarnecida y municionada.

Velázquez se introdujo en el grupo de espectadores y á fuerza de codazos logró pronto colocarse en primera fila. Se puso á examinar las parejas que cruzaban. El disfraz ordinario de las mujeres era el dominó; las había, sin embargo, graciosamente ataviadas con trajes de capricho.

Poco a poco esta certidumbre se fué petrificando en mi alma, y como una columna en un descampado dominó toda mi vida interior, de suerte que, por más desviado camino que tomasen mis pensamientos, veían siempre negrear en el horizonte aquella memoria acusadora; por más alto que levantasen el vuelo mis imaginaciones, terminaban por herirse las alas en ese monumento de miseria moral. ¡Ah, por más que se considere la vida y la muerte como vanas transformaciones de la substancia, es pavoroso el pensamiento que ha de bañarse en sangre caliente!

Nada me importa. Y os está el corazón reventando por saber... Si no dejamos esta conversación... Si la dejáramos, ¿cómo habíais de saber que ese mancebo, tan hermoso, tan honrado, tan franco, tan bueno, tan valiente, es hijo del duque de Osuna y de la duquesa de Gandía? Doña Clara se puso muy pálida, pero se dominó. Manolillo la veía sufrir con cierta feroz complacencia.

¿Y tu mujer, hombre? le decía a un ente rarísimo que se había vestido todo de cuernecitos de abundancia, un dominó negro que llevaba otro igual del brazo. Durmiendo estará ahora; por más que he hecho, no he podido decidirla a que venga; no hay otra más enemiga de diversiones. Así descansas en su virtud; ¿piensas estar aquí toda la noche? No, hasta las cuatro. Haces bien.

A sus años no podía menos de parecerle grande y a la vez muy natural todo lo que pensaba hacer y buena prueba de ello es que, persuadido de que ya no había de vivir más que dos días dominó su pena, y al volver a casa se acostó, y, rendido por tantas y tantas emociones como el joven acababa de sufrir, se durmió tranquilamente.

Desde antes que Cadmo aportase a Grecia, y desde antes que Saturno reinase en Italia, en Grecia y en Italia hubo caciques. Y lo que es en España los hubo muy viciosos desde los tiempos antiquísimos de los Geriones, de quienes en balde nos libertaron Osiris y el Hércules egipcio, ya que después dominó este desventurado país casi sin interrupción una larga serie de no menos feroces tiranos.

La inquietud convirtióse en terror; se miraron unos á otros sin decirse una sola palabra. S. E. quiso levantarse, pero temiendo lo atribuyeran á miedo, se dominó y miró en torno suyo. No había soldados: los criados que servían le eran desconocidos. Sigamos comiendo, señores, repuso, ¡y no demos importancia á una broma! Pero su voz, en vez de tranquilizar, aumentó la inquietud; la voz temblaba.

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