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Actualizado: 13 de junio de 2025
Cita en primer lugar a Santiago, quien sin dejar de ser apóstol más acuchilla a los moros, que les predica y persuade en su caballo blanco; cita a un señor de la Vera, que fue con una embajada de los Reyes Católicos para Boabdil, y que en el patio de los Leones se enredó con los moros en disputas teológicas, y, apurado ya de razones, sacó la espada y arremetió contra ellos para acabar de convertirlos; y cita, por último, al hidalgo vizcaíno D. Íñigo de Loyola, el cual, en una controversia que tuvo con un moro sobre la pureza de María Santísima, harto ya de las impías y horrorosas blasfemias con que el moro le contradecía, se fue sobre él, espada en mano, y si el moro no se salva por pies, le infunde el convencimiento en el alma por estilo tremendo.
Era un buen muchacho, que había seguido su carrera sin hacer daño a nadie. Apenas si se había peleado con los camaradas de las capeas cuando se quedaban con los cuartos por ser más fuertes. Unas cuantas bofetadas en ciertas disputas con los compañeros de profesión; un botellazo en un café: estas eran todas sus hazañas. Le inspiraba un respeto invencible la vida de las personas.
Y el del cariño, que es otro milagro; en el que ando con tacto, y con rienda severa, no vaya la humanidad a parecer vergonzosa adulación, aunque es rara la claridad del alma, y como finura en el sentir que embellece, por entre palabras pícaras, y disputas y fritos y guisos, esta vida de campamento». Hasta aquí de sus cartas.
Gustábale, sí, cuando alguna fiesta o funeral le reunía con sus compañeros, mostrar erudición y excederles en ingenio y sutileza para defender cualquier proposición; pero los curas de las parroquias inmediatas todos eran moralistas, esto es, ninguno había estudiado la carrera lata de teología más que él. Pocas gracias que los arrollase en las disputas de sobremesa.
Cuando las letras se hallan en auge y agitan y apasionan al público y engendran disputas y encienden la cólera de los críticos, me parece punto menos que imposible que el escritor se sustraiga a la influencia nociva de tanto ruido.
Tal sucede, por ejemplo, en la contaduría y tesorería jeneral de ejército y hacienda pública, las primeras oficinas, como se ha dicho: el contador y tesorero jeneral son dos jefes que recaudan, administran y distribuyen juntos, ligados mancomunadamente y en el ramo informativo los liga igual mancomunidad, segun antiquísimas instrucciones, las que si en su oríjen y muchos años despues pudieron ser útiles y buenas, ya son defectuosas y aun perjudiciales, porque este método atrasa el servicio, y da lugar y oríjen á disputas, disensiones y aun escándalos entre ambos jefes, como en mi tiempo lo he visto; por lo que la separacion de estas oficinas y su establecimiento en nueva planta y forma, marcando á cada uno sus atribuciones, es de tal urjencia y necesidad, que seria molesto y aun tiempo perdido detenerse á demostrar una verdad de que el Gobierno debe tener datos precisos y exactos; y por lo que tengo entendido que ya se ocupó de esto en otro tiempo, y hoy deben estar separadas esas oficinas; mas no teniendo una certeza de ello, he emitido mi pobre parecer en el particular.
Estos libros se habían comprado con motivo de las repetidas disputas de algunos socios que no estaban conformes respecto del significado y aun de la ortografía de ciertas palabras. Había además una colección incompleta de la Revue des deux mondes, y otras de varias ilustraciones.
Las qüestiones, y disputas escolásticas por lo comun tratan de cosas de poca importancia, y muchas de ellas son vanísimas: el método es de suyo muy bueno, y muy á propósito para que la juventud se entere de los verdaderos puntos de la Filosofía. Este método consiste en usar de sylogismos, y raciocinios atados unos con otros, para probar, ó rechazar las cosas que se disputan.
El padre, irritado, atrajo y encendió á otros, de forma que no se oian en la ciudad mas que porfiadas disputas y temosos altercados sobre la pureza original de nuestra Señora, con general escándalo que en breve cundió por toda España.
El Pontífice mandó á 3 de agosto de 1617 que en actos públicos ninguno pudiese decir que la Santísima Virgen habia sido concebida con mancha de pecado original, con lo cual cesaron en parte las disputas y escándalos.
Palabra del Dia
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