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Actualizado: 12 de junio de 2025


Otras ciento me puedes matar, respondió el baron, pero no te has de casar con mi hermana miéntras yo viva. Donde se da fin á la historia. En lo interior de su corazon no tenia Candido ganas ningunas de casarse con Cunegunda; pero la mucha insolencia del baron le determinó á acelerar las bodas, sin contar que la baronesita le apretaba tanto, que no las podía dilatar mas.

En otros días pintaba el Padre Ambrosio el esplendor y la magnificencia de la corte de León X, a quien rendían tributo todas las naciones y prestaban respetuoso homenaje los más altos príncipes y poderosos monarcas. Dábale esto ocasión para ensalzar al pueblo y a los soberanos de España, que pasmosamente cumplían su misión de dilatar por el mundo el imperio de la fe cristiana.

Aquí no daba treguas á las fatigas, imponiendo á los bárbaros, con increíble paciencia, en costumbres civiles y políticas, enseñándoles la observancia de los preceptos de la ley de Dios é instruyéndolos en los Misterios de la fe; siendo ésta la tarea continua de todo tiempo y de todas horas, y olvidado de mismo, sólo atendía al bien de los prójimos, de suerte, que aun el necesario alimento para conservar la vida apenas había día que no le repartiese con sus cristianos, gozoso y contento con dilatar la gloria de su Señor, y en comprar, á costa de sus sudores, la eterna bienaventuranza á aquella miserable gentilidad; y cuando cansada la naturaleza de tanto trabajo pedía algún reposo, se escondía en la iglesia, y todo absorto en las cosas divinas, se encendía en el amor de Dios, tanto, que no sabía apartarse de su amadísimo bien, hasta que no pudiendo sufrir más el cuerpo flaco, tomaba aquel corto sueño que era necesario para cobrar aliento y vigor, volviendo con más brío y denuedo á cultivar aquellas nuevas plantas.

El orgulloso tronco de los Umeyas fué tronchado por el rayo; el árbol cristiano, ya lozano y pujante, puede ahora dilatar libremente sus ramas hasta sombrear la misma tierra de donde procede su gérmen; y el arte occidental, en un principio menesteroso y mendicante cuando el Epulon musulman derramaba á manos llenas sobre la reina del Bétis las galas de Bizancio, se está disponiendo para ir á llamar con arrogancia á las puertas de Córdoba musulmana con la civilizacion de la cruz exaltada por los ejércitos del hijo de Berenguela.

El aislamiento en medio del Océano empequeñecía o anulaba todos los obstáculos con que se tropieza viviendo en tierra firme. La inmensidad del mar parecía dilatar los cerebros y los ojos. Todos pensaban en grande y veían sus propias ideas con retinas de aumento.

Y á la verdad, esta nueva cristiandad se debe á misma gran parte de su esplendor y aumento; pues se extiende á tanto su ardiente celo que, sin reparar en peligros evidentes de la vida, se entran por las selvas, ya solos, ya con los Padres Misioneros, á solicitar la conversión de los infieles, siendo ya más de ciento los que han derramado su sangre y ofrecido gustosos sus vidas por dilatar los reinos de Jesucristo entre aquellas bárbaras naciones.

Indudablemente se habían propuesto no reprenderla si tiraba el dinero, para que cuanto más derrochase con mayor facilidad pudieran ellos englobar sus robos en los gastos, y al mismo tiempo, estorbando que se casase, dilatar la época de la rendición de cuentas.

Si todos se levantasen á un tiempo, huirían despavoridos los que vienen á dilatar su existencia bajo la palmera y el olivo en la orilla roja del mar violeta. Pero la vida quiera vivir. Es una primavera interminable, y cubre todo cuanto toca con el musgo ávido del placer, con la enredadera veloz de la ilusión.

Esta fué una de las cosas más señaladas de esta expedicion, y que más puede ilustrar la nacion Catalana y Aragonesa; pues cuando los Romanos, vencido Mithridates, ganaron el Asia, alcanzaron una de sus mayores glorias, y lo que el valor de tantos famosos Capitanes y ejércitos conquistó en muchos años, lo adquirieron los nuestros en menos de dos, y si con engaños y traiciones no les atajaran su fortuna, quedaron absolutos señores y Príncipes de la Asia, y quizá si se conserváran, detuvieran los Turcos en sus principios, y no les dieran lugar á dilatar ni engrandecer los límites inmensos del Imperio que hoy poseen.

Yo soy para vos ese demonio tentador que embriaga, que no se puede apartar de la memoria, que no merece ser amado y que no se ama, pero que se desea, que se desea con una sed insoportable, que hace arder nuestra cabeza en una fiebre dolorosa, y gemir nuestro pecho que respira mal, que está dolorido... y al mismo tiempo soy para vos la pobre mujer que ningún mal os ha hecho, á quien veis sufrir de una manera desesperada, cuyas lágrimas no podéis secar, cuyo corazón no podéis dilatar, cuya agonía no podéis curar; un deseo vehemente... una compasión profunda... eso es lo que yo inspiro... ¡amo! ¡amor! ¡oh!

Palabra del Dia

rigoleto

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