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Actualizado: 31 de octubre de 2025


Pero el profesor Flimnap tenía demasiado que hacer para detenerse á contestar las preguntas de las ciudadanas curiosas. Apenas había dormido en la noche anterior.

Fernando la vio; la vio venir, con sus ojos entornados, por encima del azul del mar, como una burbuja de oro desprendida del sol, como un harapo de luz que acabó por detenerse sobre el filo de la proa, lo mismo que las imágenes divinas que adornaban las naves de los primeros argonautas.

Aquella vida por partida doble y los manejos en que un hombre de mundo sabe envolver sus placeres, hicieron pronto brecha en su capital. Nada cuesta más caro en París que la sombra y la discreción. El duque era demasiado gran señor para detenerse en su camino. Nunca supo negar nada a su esposa ni a la de los otros.

Hablaba de carrera y sin detenerse cual si le hubiesen dado cuerda. Cuando terminó el panegírico, volvió a poner los ojos en su sitio, y el rostro perdió repentinamente su expresión animada, como si el mecanismo interior se hubiese parado. Paisaje de las orillas del Nilo manifestó Romillo.

Y no se crea que Eugenio proceda de mala fe: ve las cosas tales como las expresa; así como las expresaba por la mañana tales como á la sazon las veia. Dejamos á Eugenio, en el terrible dónde.... que á no dudarlo hubiera abortado una blasfemia horripilante, si no se interrumpiera el monólogo con la llegada de un caballero que con libertad de amigo penetra en el gabinete sin detenerse en antesalas.

Plazas, paseos y jardines. Museos y bibliotecas. Palacios, teatros y otros monumentos. Las caballerizas reales. El viajero que carece absolutamente de relaciones en Madrid no debe detenerse allí mas de una semana.

Los otros debían continuar su rumbo tranquilamente, sin preocuparse de la agresión. Si el buque de delante ó el que seguía á popa era torpedeado, no había que detenerse para darle auxilio. Los torpederos y «chaluteros» se encargarían de salvar á los náufragos, si resultaba posible.

Todavía, aprovechando la ausencia del gentío, que al esparcirse por la cubierta no había llegado hasta ellos, se besaron por última vez con un beso largo, que la alemana prolongó cerrando los ojos, abandonándose cual si fuese a morir. Luego se salvó de un salto, para detenerse a corta distancia.

«¡Pobre Flor de Río Negro! siguió diciéndose . Debo ir mañana á implorar su perdón, si es que se digna escucharmeEntró en la Presa ensimismado, dejándose llevar por el instinto de su cabalgadura; pero de pronto notó que ésta quería detenerse, y al levantar su cabeza se dió cuenta de que estaba ante la casa de la Torrebianca.

Y viéronse sus facciones de una regularidad perfecta; sus ojos eran atrevidos y penetrantes, un bigote negro y brillante sombreaba sus labios encarnados, y su poblada barba, que se dibujaba en dos arcos a lo largo de las mejillas, iba a detenerse en un mentón con un hoyuelo. Su color era pálido y mate. ¿Que quién soy? repitió con una voz llena y sonora , va usted a saberlo, digno alcalde.

Palabra del Dia

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