Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 31 de octubre de 2025
¡Con tal que pueda conservarlos! dijo Miguel escépticamente . Bien podría ser que me obligasen á venderlos. La duquesa, desde una ventana, contempló los jardines, escalonados hasta el mar. Muchas veces, yendo de paseo con su amiga Clorinda, había hecho detenerse en el camino al carruaje de alquiler para contemplar las arboledas de Villa-Sirena.
No tanto como en el ejercicio de un derecho, cuanto en cumplimiento de un deber, cada cual debe disputarse la satisfacción patriótica de ser de los primeros en formar parto de la legión de honor que libre á la República del bárbaro atentado que se le hace por los que dan testimonio de no detenerse ante lo que es más digno de reverente veneración.
Sí, Torres le dijo pocos días antes que Refugio había cobrado en casa de Trujillo diez mil reales que su hermana le mandaba para poner el establecimiento. El tiempo ahogaba; la situación no admitía espera. Sin detenerse a meditar la conveniencia de aquel paso, se aventuró a darlo.
Margalida se refugió al lado de su madre, y el Capellanet creyó llegado el momento de sacar su cuchillo. El padre, con la autoridad de los años, se impuso a todos: ¡Fora!... ¡fora! Todos obedecieron, saliendo fuera de la alquería, para detenerse en pleno campo. Febrer salió también, a pesar de la resistencia de Pep. Los atlots parecían divididos, discutiendo acaloradamente.
Cuadró á todos la interpretación, pero singularmente al apóstata, á quien el remordimiento de la conciencia le decía lo mismo á su corazón con más eficacia; por lo cual, sin detenerse, fué con todos los infieles que allí había derechamente á San Rafael; éstos para alistarse en el número de los Cathecúmenos y aquél para enmendar y satisfacer con la penitencia su pecado, como lo hizo, viviendo de allí en adelante en temor de Dios y con honestidad ejemplar.
Esta circunstancia le recordó que no había pensado en ningún medio natural para hacer entrar o traer la criatura en la casa. Bajo la impresión de este nuevo pensamiento, y sin detenerse a formar conjeturas la tomó en los brazos y se dirigió hacia la puerta.
Era un cuadro pintoresco que bien podía haber distraído el espíritu de María Teresa del pensamiento que la absorbía; pero la contemplación del Luxemburgo no calmaba su impaciencia. Sus miradas seguían con frecuencia los coches que surcaban la calle, y si alguno de ellos parecía querer detenerse delante de la puerta de su casa, la joven sentía latir su corazón un poco más ligero.
Al llegar a la esquina del Alcázar dobló hacia la izquierda, y siguió caminando sin detenerse. Aislada entre las peñas y bañada por los últimos resplandores de la tarde, la basílica románica de San Vicente relucía cual cobrizo relicario; mientras los dos inmensos torreones de la puerta vecina se revestían de sombra cuasi nocturna.
»Había debido, hacía mucho tiempo, dar las gracias al Rey por las mercedes que me había concedido, pero la Corte viajaba en aquella época, y debía detenerse algunas semanas en Sevilla. Decidí emprender la marcha; era un viaje poco fatigoso y sobre todo una distracción para mí.
En Marsella pensaba el matrimonio detenerse cuatro o cinco días; pero al tercero, viniendo D. Álvaro de la estación de arreglar el asunto del sleeping-car para el día siguiente, con gran sorpresa no encontró a su esposa en casa. La sorpresa convirtiose en horrible estupor al observar el desorden de la habitación. El gran baúl mundo de su mujer había desaparecido.
Palabra del Dia
Otros Mirando