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Actualizado: 18 de junio de 2025
549 Lo apretaba contra el pecho, dominao por el dolor; era su pena mayor el morir allá entre infieles sufriendo dolores crueles entrego su alma al Criador. 550 De rodillas a su lado yo lo encomendé a Jesús. Faltó a mis ojos la luz, tuve un terrible desmayo; cai como herido del rayo cuando lo vi muerto a Cruz.
Su primer cuidado fue alejar a las mujeres que la rodeaban; después me dijo: «No le hable de mi desmayo.» Y cuando él se lanzó hacia ella con el rostro pálido, Gertrudis se mostró muy alegre en apariencia y le dijo: «Me hace daño el zapato; nada más.» ¿Y entonces? Entonces se la llevó. Pero alcancé a ver que se ponía a sollozar escondiendo la cara en el hombro de su marido.
Había sufrido aquella mañana cuanto es dado soportar á la humana naturaleza, y como su temperamento no era de los que por medio de un desmayo se libran de un padecimiento demasiado intenso, su espíritu podía solamente hallar cierto desahogo bajo la capa de una insensibilidad marmórea, mientras sus fuerzas corporales permanecieran intactas.
A este punto, volvió de su desmayo la Trifaldi y dijo: -El retintín desa promesa, valeroso caballero, en medio de mi desmayo llegó a mis oídos, y ha sido parte para que yo dél vuelva y cobre todos mis sentidos; y así, de nuevo os suplico, andante ínclito y señor indomable, vuestra graciosa promesa se convierta en obra.
Confieso que estaba sobrecogida de horror de ver quemar á los dos Judíos, y al honrado Vizcayno casado con su comadre; pero ¡qué asombro, qué confusión y qué susto fué el mio quando vi con un sambenito y una coroza una cara parecida á la de Panglós! Estreguéme los ojos, miré con atencion, le vi ahorcar, y me tomó un desmayo.
Martín la ha llevado a vuestra tienda. ¿Cómo ha sucedido eso? ¿cómo ha sucedido? Desde hacía un momento notaba yo que se había puesto pálida y silenciosa; y, al preguntarle qué tenía, me dijo que le dolía el pie. A pesar de eso, no quiso sentarse, y de repente se desmayó en medio de la sala. ¿Y entonces, entonces, qué? La levanté y la llevé en seguida a su sitio mientras mandaba buscar a Martín.
Poco a poco empezó a perder la voluntad; trató de abrir los ojos y no pudo; trató de separar las manos que tenía cruzadas, y tampoco lo consiguió. Una fuerza superior la ataba, pero tan dulcemente, que por nada en el mundo rompería aquellos lazos. Era un desmayo celestial de todo el ser que la sumía en deleites ignorados por ella hasta entonces.
Hice a la manera de un resumen de los desfallecimientos, del cansancio que representaba aquel gigantesco sueño y fui acometido de verdadero miedo, no por falta de bravura, sino por una especie de desmayo de la voluntad. Volví a ver a Agustín con verdadera satisfacción. Al estrechar su mano sentí que tenía un punto de apoyo. Parecía viejo, aunque todavía era joven.
Deseaban todos que terminase cuanto antes el desfile de los cartelones grasientos. Entre las delicadas criaturas que ocupaban las galerías altas hubo ciertos conatos de desmayo. Las matronas sacaban sus frasquitos de sales para reanimar el dolorido olfato. En el estrado de los senadores se oyó la voz del terrible Gurdilo.
Un palomo blanco revoloteaba a lo lejos en estos cuadros azules. Rafael sintió un desmayo de la voluntad, una invasión de entorpecedora pereza.
Palabra del Dia
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