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Actualizado: 18 de junio de 2025
Además, la vista de su familia parecía traerle algo de los esplendores de la fiesta, el perfume de las mujeres, los ecos de la orquesta, el voluptuoso desmayo de las amarteladas parejas, el ambiente del salón, caldeado por mil luces, y el apasionamiento de los diálogos.
Un momento después, nadie se burlaba del bravo Migajas. Poco á poco, con saliva y cierta destreza ingénita, se iban curando todos los desperfectos; que esta ventaja tiene la cirugía muñequil. La Princesa, repuesta de su desmayo con las esencias que en un casco de avellana le trajeron sus pajes, llamó aparte al granuja, y llevándole á su camarín reservado, le habló á solas de esta manera: XII
»Siguieron al huésped todos, de la suerte que cada uno estaba, y entrando en el aposento del tal poeta le hallaron tendido en el suelo, despedazada la media sotana, revolcado en papeles y echando espumarajos por la boca, y pronunciando con mucho desmayo ¡fuego! ¡fuego! que casi no podía echar la habla, porque se le había metido monja.
No; tengo familia allá en mi casita de las afueras de Barcelona; una familia que no da disgustos: un perro, tres gatos y ocho gallinas. No entienden a las personas y por eso me respetan, me quieren como si yo fuera un hombre igual a los demás. Envejecen tranquilamente a mi lado. Nunca se me ha ocurrido matar una gallina: me desmayo viendo correr la sangre.
Después, yendo á nuestra casa, se manifestó al P. Misionero, el cual, con el horror de verla, se desmayó y cayó en tierra medio muerto, y por muchos días no pudo recobrarse. Andúvose luego paseando por el corredor de casa, y dió muchos golpes en la campana de la iglesia, mas nadie osó salir fuera, sospechando lo que era.
23 De Damasco: Se confundió Hamat, y Arfad, porque oyeron malas nuevas; se derritieron en aguas de desmayo, no pueden sosegarse. 24 Se desmayó Damasco, se volvió para huir, y le tomó temblor; angustia y dolores le tomaron, como de mujer que está de parto. 25 ¡Cómo no perdonaron a la ciudad de alabanza, ciudad de mi gozo!
El médico vino poco después a curar a D. Luis, y pronosticó que en tres o cuatro días estaría don Luis para salir a la calle, como si tal cosa. El conde, en cambio, tenía para meses. Su vida, sin embargo, no corría peligro. Había vuelto de su desmayo, y había pedido que le llevasen a su pueblo, que no dista más que una legua del lugar en que pasaron estos sucesos.
Aquel discreto JUAN DE VASCONCELOS Venia delante en un caballo vayo, Dando á las musas Lusitanas zelos. Tras él el capitan PEDRO TAMAYO Venia, y aunque enfermo de la gota, Fue al enemigo asombro, fue desmayo. Que por él se vió en fuga, y puesto en rota, Que en los dudosos trances de la guerra Su ingenio admira y su valor se nota.
Esta noche a las diez en punto. Yo estaré en la puerta de la calle aguardándote y te llevaré donde está. ¿Sabe ella que has venido a verme? No lo sabe. Ha sido todo ocurrencia mía; pero yo la prepararé con buen arte, a fin de que tu visita, la sorpresa, el inesperado gozo, no la hagan caer en un desmayo. ¿Me prometes que irás? Iré. Adiós. No faltes. A las diez de la noche en punto.
Rodil estaba resuelto a prolongar la resistencia; pero su coraje desmayó cuando, en los primeros días de enero de 1826, se vió abandonado por su íntimo amigo el comandante Ponce de León, que se pasó a las filas patriotas, y por el comandante Riera, gobernador del castillo de San Rafael, quien entregó esta fortaleza a los republicanos.
Palabra del Dia
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