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Actualizado: 10 de octubre de 2025


El marqués exponía las observaciones de su sabiduría, adquirida en interminables cabalgadas por la llanura andaluza, desierta, inmensa, de dilatados horizontes, como un mar de tierra, en el que eran los toros a modo de adormecidos tiburones que marchaban lentamente entre las oleadas de hierbajos.

19 y dirás al pueblo de la tierra: Así dijo el Señor DIOS sobre los moradores de Jerusalén, y sobre la tierra de Israel: Su pan comerán con temor, y con espanto beberán sus aguas; porque su tierra será asolada de su plenitud, por la violencia de todos los que en ella moran. 20 Y las ciudades habitadas serán asoladas, y la tierra será desierta; y sabréis que yo [soy] el SE

Aquel era uno y por eso la capilla estuvo desierta hasta que llegaron las dos señoras. Visitación se confesaba cada dos o tres meses, no conocía a punto fijo los días fastos y nefastos, ignoraba cuándo se sentaba el Provisor y cuándo no. La Regenta venía por primera vez, «¿por qué no le había avisado?

Mientras tanto, los invasores llegaban a una antecámara completamente desierta, y el que parecía capitanearlos comenzó a golpear el suelo con su bastón de borlas, citando a la condesa de Albornoz en nombre de la justicia. Era este individuo el jefe de orden público, y venía en nombre del gobernador a registrar el palacio de la condesa e incautarse de todos sus papeles.

Esta Patagonia, ahora desierta, verá usted qué linda se nos pone dentro de unos años, cuando sus tierras sean regadas. Fué una verdadera suerte que su aspecto pareciese tan feo á los de Europa. Por eso es nuestra aún y no nos la han robado. Y contaba á Rojas lo que había leído en periódicos y libros.

» ¡Oh si Brunilda fuese tu alma para acompañarte en tus correrías! dice ella, ansiosa de seguirle. » Es siempre por ella que se inflama mi coraje contesta el héroe. » Entonces, ¿serás Sigfrido y Brunilda juntos? » Allá dónde yo me halle, los dos estarán presentes. » ¿La roca donde yo te aguardo quedará entonces desierta? » ¡No!

Una idea confusa tengo de eso, dixo la afligida. Os contaré, añadió el otro, la aventura sucedida en mi tiempo de una soberana destronada despues de cenar, y que ha muerto en una isla desierta. Toda esa historia la , respondió la dama. Pues os diré lo sucedido á otra gran princesa, mi discípula de filosofía.

La cámara, sin embargo, estaba desierta y Currita sintió el desahogo de un momento del enfermo que ve detenerse un instante la temida operación por haberse retrasado el médico.

19 Y fue notorio a todos los moradores de Jerusalén; de tal manera que aquel campo es llamado en su propia lengua, Acéldama, que es, Campo de sangre. 20 Porque está escrito en el libro de los Salmos: Sea hecha desierta su habitación, y no haya quien more en ella; y: Tome otro su oficio. 23 Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre el Justo, y a Matías.

«Pero él en su espada, con nervio pujante La patria y sus glorias sostuvo constante, Y nunca cobarde su espalda dobló: Miró su bandera de polvo cubierta, Miró de la lucha la arena desierta, Y entonces su frente soberbia rindió. «Su grande destino la muerte ha cortado! La causa camina, pero ¡ay! está helado El soplo de fuego que vida le dió!

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