Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 21 de noviembre de 2025
¡Adiós amistades recientes, respetos nacidos junto al ataúd de un pobre niño! Toda la consideración creada por la desgracia veníase abajo como torre de naipes, desvanecíase como tenue nube, reapareciendo de golpe el antiguo odio, la solidaridad de toda la huerta, que al combatir al intruso defendía su propia existencia. ¡Y en qué momento resurgía esta animosidad!
Los hechos ocurridos en tiempo del emperador Carlos V, se representan en Carlos V en Francia y en La mayor desgracia del emperador Carlos: en esta última la malograda expedición á Argel.
No quiero seguir narrándoos mis desdichas, ¡oh lectores! porque temo conmoveros demasiado. En pocas palabras os diré que, por ese maldito bridge, perdí mi novia, mi posición y hasta mi nombre. La desgracia es como una bola de nieve. Ha caído sobre mí y me ha aplastado como a vil gusano. Hoy soy un pobre náufrago sin rumbo ni salvación posible.
Pep, estoy arruinado; tú eres rico si te comparas conmigo. Vengo a vivir en la torre... no sé hasta cuándo. Tal vez para siempre. Y entró en los detalles de instalación, mientras Pep sonreía con aire incrédulo. ¡Arruinado!... Todos los grandes señores decían lo mismo, y lo que a ellos les sobraba en su desgracia podía hacer ricos a muchos pobres.
Junto á sí, y esposa de su hijo, tenía á aquella admirable mujer, modelo de la dama española, tipo por desgracia perdido, con su belleza espiritual, con su noble aspecto, con la delicada atmósfera de distinción que vemos aún en los retratos contemporáneos de Pantoja, de Velázquez y de otros tantos.
El invierno parecía una desnudez. Y a pesar de todo, ¡qué hermosa era la naturaleza! ¡qué tranquilamente reposaba!... ¡Los hombres, los hombres eran los que habían engendrado los odios, las traiciones, las leyes convencionales que atan a la desgracia el corazón!». La filosofía de Frígilis, aquel pensador agrónomo que despreciaba la sociedad con sus falsos principios, con sus preocupaciones, exageraciones y violencias, se le presentó a Quintanar, a quien el cuerpo repleto le pedía siesta, como la filosofía verdadera, la sabiduría única, eterna. «Vetusta quedaba allá, detrás de montes y montes, ¿qué era comparada con el ancho mundo?
Hoy mismo, agobiado por la espantosa desgracia, en la calle, sin fortuna y sin crédito, sostenía que no, que la culpa no era de él, que la cosa había sucedido sin saber cómo, inopinadamente, por sorpresa o mala suerte, pero que estaba en lo cierto al asegurar que, lo que la Bolsa quita, la Bolsa vuelve a darlo. ¡Ay, Dios mío! ¡Dios mío! Gimió sin consuelo, largo rato.
Sosiégate, hija, y no temas, la contestó el cura. Todas esas son tretas de que se valen los hombres para perder á las inocentes como tú. «Obra bien... ¡Que Dios es Dios!» Al tercer domingo, la pobre joven se mostró más afligida y atemorizada que nunca; la obstinación del guarda, su vehemencia y sus amenazas, la hacían temer una desgracia si le exasperaba más con sus negativas.
Por desgracia, el grabador, que no era un Estévez ni un Carmona, no pudo poner cuerdas en una lira, que formaba parte de las armas de Polo; pero es un pequeño contratiempo, de que nadie hace eso.
Hay algo que el celibato no perjudicará ni disminuirá, y es vuestra propia personalidad, o, más sencillamente, las probabilidades de gozar honradamente de la vida que os ofrecen vuestro corazón, vuestra inteligencia y hasta vuestras facultades físicas, desarrolladas con cuidado. El celibato no es, en suma, más que una desgracia negativa, la falta de una añadidura.
Palabra del Dia
Otros Mirando