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Actualizado: 12 de julio de 2025
Había encontrado en una sepultura el número del regimiento. Saltaron con prontitud fuera del vehículo Chichí y su marido. Luego descendió doña Luisa con una rigidez dolorosa, contrayendo el rostro para ocultar sus lágrimas. Finalmente, los tres se decidieron á ayudar al padre, que había repelido su envoltorio de pieles. ¡Pobre señor Desnoyers!
31 Y aconteció, que descendió un sacerdote por el mismo camino, y viéndole, pasó de lado. 32 Y asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de lado. 33 Y un samaritano que transitaba, viniendo cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; 34 y llegándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole sobre su cabalgadura, le llevó a un mesón, y lo curó.
Andaba con gran cautela, y sus delicados pies parecía que apenas esfloraban los ladrillos del piso. Volvió a pasar junto a mí, dirigiéndose a la escalera, pero retrocedió otra vez. Está loca pensé se dispone a salir sola. Sin duda él le espera en la calle. La muchacha descendió dos o tres peldaños, y tornó a subir. Entonces observé claramente su rostro; estaba muy inmutada.
Apenas estuvo vestido y arreglado, comenzó el examen del expediente y recogió todas las notas que creyó precisas, en cuyo trabajo empleó toda la mañana; después, acabado el almuerzo y a pesar de las instancias de su amigo Voinchet, tomó el rápido y descendió en Langres; allí buscó un coche de alquiler.
Apenas se extinguió la luz del sol y comenzaron a brillar las estrellas en un cielo claro de invierno, Febrer descendió de la torre. Durante el breve camino hasta la alquería volvieron a renacer en su memoria los recuerdos del pasado, con una precisión irónica, lo mismo que en la anterior noche de cortejo.
En dos años de administración norteamericana, la mortalidad, que era de 132 0|00 bajo la dominación española, descendió a 22 0|00 en Cuba .
Gracias por vuestros consejos respondía el obstinado; pero no necesito tantos requisitos para cortarle las narices a un notario. El objetivo de su venganza no tardó en aparecer entre dos cristales de gafas, a la puerta de un carruaje. Pero M. L'Ambert no descendió, limitándose a saludar.
Ante aquella espantosa alternativa, Santiago prefirió el abordaje, y descendió a la chalupa que le esperaba, con la sombría resignación del hombre a quien llevan a la muerte. Al alejarse de la escampavía, el desgraciado Santiago, acordándose de los consejos y las predicciones de Pérez, que el miedo había grabado en su mente, esperaba a cada momento una súbita descarga de mosquetería.
Centenares de hogueras brillaban en lo hondo de los desfiladeros, indicando que los alemanes preparaban la comida. Marcos Divès descendió por la hendedura a tientas. Hullin oyó durante algunos segundos los pasos de su camarada, y luego, muy pensativo, se dirigió hacia la vieja torre, en la que se había establecido el cuartel general.
Descendió como un mártir á la arena Atleta de la Paz y la Igualdad: Destrozando del hombre la cadena Dió consuelo á la triste humanidad. Con la osadía del apóstol fuerte De la verdad la antorcha reanimó, Y al caer en el abismo de la muerte Encendida á su borde la dejó. Muda el alma de asombro en tu presencia Cuando vibraba el arco palpitante, Con eco penetrante Sintió la cuerda armónica llorar.
Palabra del Dia
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