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Actualizado: 22 de junio de 2025
Por fortuna el número de las comedias de Rojas, que se distinguen por lo contradictorio del plan, y por la constante afectación del lenguaje, no es grande, y podemos prescindir del desagrado, que nos producen, y mostrar nuestra admiración satisfecha á otras muchas suyas, que, si bien adolecen de algunos lunares, encierran invenciones tan ingeniosas y descubren tanta maestría en el desenvolvimiento de sus partes, que pueden calificarse de joyas muy valiosas del teatro español.
Me desagradó la noticia; sentí que el corazón se me oprimía y que los ojos se me llenaban de lágrimas. Ya sé la que vas a decir, ya lo sé. Dirás que estoy celosa.... ¿Celosa? No sé lo que son celos.
Don Jerónimo dio una inmensa, infernal chupada al cigarro en testimonio de desagrado, y prosiguió sin hacer caso: Por entonces empezaron los ensayos del drama de Inocencio, que se titulaba, si mal no recuerdo Subir bajando;... callen ustedes, me parece que era al revés; Bajar subiendo... En fin, de todos modos, era un gerundio y un infinitivo.
»Antes, sólo elevaba mis oraciones a Dios; ahora, le ruego a Dios, pero también le ruego a ella. »Hábleme de Magdalena con frecuencia, con mucha frecuencia, pero hábleme también de usted. ¡Ay! Le hago esta recomendación con el corazón palpitante y temblándome la mano porque temo ofenderle o incurrir en su desagrado. Quizás la achacará usted a curiosidad o a indiscreción de mi parte.
Con este motivo y en demostracion de su desagrado procuraba el padre separarse de su hijo: el 1.º vivia en Barcelona, y el segundo en Zaragoza, durando este aislamiento y separacion hasta que nació SANTA ISABEL, que fué el lazo de la concordia, como que esta infanta se crió con su abuelo D. Jaime el Conquistador.
Conoce usted, sin duda, el proyecto del conde de Mengis y aprueba su plan de casarla con su sobrino... Antoñita manifestó su desagrado con un ademán. ¡Si no lo censuro! pero entiendo que no hay motivo para que se aparte usted de mí, rehuyendo mi presencia como la de un importuno que la molestase, sólo por haber hallado el hombre que sin duda llena sus aspiraciones.
Al verme, mi aspecto juvenil le causó tan evidente desagrado, que no pudo reprimir un sordo gruñido, por via de contestación á mi saludo. Era un nombre de regular estatura, de mirada fria y austera, bien avanzado en edad y con la barba enteramente rapada.
El cobrador, silencioso, parecía también comprenderlo; al menos tomó la moneda con un desagrado tan visible, que Krilov se indignó. Asestó contra el cobrador sus gafas, a modo de cañones, y se dijo, al recibir el billete: «¡Me desprecias, canalla! Lo que no te impide robar a la Compañía. Os conozco a todos.»
Su amigo experimentó una sensación igual de desagrado, y los dos dieron forma á su malestar, hasta convertirlo en un odio implacable contra los gauchos del Chaco. ¿Qué venían á hacer en Salta, donde no habían nacido?... ¿Por qué se atrevían á bailar con las mujeres del país?... Los dos sabían bien que estas mujeres bailaban con todo el mundo, y que las más de ellas no eran de la tierra.
Algún recelo abrigó de que Pepe la hiciese burla; mas nada dijo éste que hiciese sospechar desagrado: en cambio Tirso, aunque con gesto bondadoso, la preguntó: ¿Por qué no ha llevado Vd. a Leocadia? ¿Y quién había de hacer las cosas de la casa? Todo se debe dejar para después de cumplir con el Señor.
Palabra del Dia
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