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Actualizado: 15 de julio de 2025
Por la mañana, con un pañolito rojo de seda al cuello, los negros cabellos anudados al desgaire y un traje de percal color lila, barriendo y arreglando el cuarto, estaba verdaderamente deliciosa. Un poco más tarde, haciendo el café, cortando el pan y distribuyendo el azúcar y la manteca, le parecía la bella diosa Pomona cargada de frutos ultramarinos.
Carmen, mirándole con franca mirada deliciosa, le contó sin más preámbulos: Quieren que te cases con Narcisa....
En efecto, el pequeño trozo de cerdo era un regalo de la excelente dueña de casa, la señorita Priscila Lammeter, a quien había ido a llevar aquella tarde una linda pieza de hilo, y era sólo en tales circunstancias que Marner se permitía comer carne asada. La cena era su comida favorita, porque coincidía con la hora deliciosa para él en que le alegraba su contemplado tesoro.
Los ornamentos, vasos sagrados, alhajas de plata y oro de que son servidas, son tantas, y en algunas tan preciosas, que pueden competir con las mejores catedrales de América. Las casas principales, llamadas comúnmente colegios, son muy capaces y cómodas, regularmente situadas en parajes de deliciosa vista.
Isagani miró á otra parte, avergonzado de que Paulita asistiese á semejante espectáculo y pensaba que debía desafiarle á Juanito Pelaez al día siguiente. Pero nuestros jóvenes esperaron en vano. Vino la Serpolette, una deliciosa muchacha con su gorro de algodon igualmente, provocadora y belicosa; Hein! qui parle de Serpolette? pregunta á las chismosas, con los brazos en jarras y aire batallador.
Las columnas de la nave central, el hermoso y delicado púlpito, las preciosas pinturas en vidrio de las enormes ventanas, y otras obras de arte, y mas que todo el complicado y admirable mecanismo del reloj astronómico de Schwilgué, construido hace veinte años, y tan afamado en el mundo, le ofrecen al curioso amante de la belleza bajo todas las formas asunto para largas horas y aun dias de contemplacion deliciosa.
Al cabo, este hombre celebrado y aplaudido de todos por sus excelentes comedias, a la par que por su deliciosa y amenísima conversación, aludiendo a la cual había escrito Cervantes: «Topé a Luis Vélez, honra y alegría y discreción del trato cortesano, y abracéle en la calle a medio día»,
Despues de torcer millares de esquinas, y cuando ya casi teniamos turbada la vista de tanto mirar á izquierda y derecha, asomamos á una explanada que nos pareció alegre y deliciosa; luego atravesamos un puente; dirigimos precipitadamente una mirada á lo largo del rio, iluminado por los rayos de un sol de Junio, llegamos á la márgen opuesta, caminamos unos momentos.... ¡NOTRE DAME! ¡NUESTRA SE
Por lo tanto, corrí atropelladamente al «Londón Brasilian Bank». Allí arrojé por el enrejado un cheque sobre el «Banco de Inglaterra», de mil libras, gritando esta deliciosa palabra: ¡En oro! Un cajero me respondió con dulzura: Tal vez le fuese más cómodo en billetes... Respondí sécamente: ¡En oro! Llené mis bolsillos; y en la calle tomé un coche.
Al calor de esas páginas que sólo se escriben y se leen en una edad, yo había visto aparecer a Valentina como Mussette o como Francine, llena de poesía, con su carita jovial, sus ojos negros, su cabello castaño ondeado, sencillamente ataviada de cintas color rosa; la boca roja y fresca como las guindas; toda esta cabecita deliciosa, sostenida por una figura llena de distinción.
Palabra del Dia
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