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Actualizado: 5 de mayo de 2025


A esto responden las armas que las leyes no se podrán sustentar sin ellas, porque con las armas se defienden las repúblicas, se conservan los reinos, se guardan las ciudades, se aseguran los caminos, se despejan los mares de cosarios; y, finalmente, si por ellas no fuese, las repúblicas, los reinos, las monarquías, las ciudades, los caminos de mar y tierra estarían sujetos al rigor y a la confusión que trae consigo la guerra el tiempo que dura y tiene licencia de usar de sus previlegios y de sus fuerzas.

La Apología de las comedias de Manuel Guerra, publicada en 1682, habla de innumerables escritos de polémica en prosa y en contra de la representación de las comedias, los cuales, aunque llenos por lo común de vanas declamaciones, ofrecen algunos párrafos interesantes, como los que siguen: Discursos políticos y morales en cartas apologéticas contra los que defienden el uso de las comedias modernas que se representan en España, por D. Josef Navarro Castellanos: Madrid, 1648.

La popular frase transcripta encierra las principales virtudes de la mujer: la bondad, la resignación, el avenimiento a todas las circunstancias, la tolerancia, la encantadora docilidad. Defecto grave en la mujer es tener un espíritu contradictor, una voluntad terne, un carácter terco. A la mujer no debe costarle ceder. La testarudez es buena y honrosa en los generales que defienden un fortín.

No duermen sino en el suelo sin otra cama que una estera, y á lo más unos palos toscos y desiguales, juntos entre , y á no tener hechos callos que les defienden de lo áspero de su cama, les sería de no leve mortificación. Al ponerse el sol tienden su mesa para cenar, y poco después se retiran á dormir.

El poco caso que hace Dios de la plata se nota por la gente a quien se la concede respondo gravemente y un poquito amostazada; pero misia Melchora no comprende este concepto místico, escudo con que los pobres se defienden contra la vanidad de los ricos. Carece, igualmente, de apellido. No, misia Melchora, eso no; lleva uno muy bonito, muy sonoro, muy armonioso: Garaizábal.

Y donde son por ásperas montañas Sayas y angeo, telas y cambrayes, Y frágiles tarayes, Paredes de cabañas, Que mejor que de pórfido linteles Defienden rayos jambas de laureles. Describir el villano al fuego atento, Cuando con puntas de cristal las tejas Detienen las ovejas, O cuando mira exento Cómo de trigo y de maduras uvas Se forman trojes y rebosan cubas. ¿A quién se debe, Claudio

De fuentes eclesiásticas he de tomar los datos que aquí consigno, porque aunque contienen alguna exageración al tratar de su propia obra que, como es natural, defienden, magnifican y alaban, son, al fin, las más útiles para conocer sus propios defectos que entonces resultan verdaderas confesiones.

Si llegara a hacerme visible para el poder, acaso lograría: sus intenciones son las mejores del mundo; mas ¿cómo abrirme paso por entre la nube de porteros y ujieres que parapetan y defienden la llegada a los destinos? Las solicitudes que se presentan solas son papeles mojados. ¡Hay tantos que piden por pedir! ¡Hay tantos que niegan por negar!

Cuentan muchas cosas del valor con que se defienden los negros, y de las guerras en que andan, como todos los pueblos cuando empiezan a vivir, que pelean por ver quién es más fuerte, o por quitar a su vecino lo que quieren tener ellos.

Y dicen que mandó tan bien que sus vasallos nunca quisieron más rey que Meñique, que no tenía gusto sino cuando veía a su pueblo contento, y no les quitaba a los pobres el dinero de su trabajo para dárselo, como otros reyes, a sus amigos holgazanes, o a los matachines que lo defienden de los reyes vecinos. Cuentan de veras que no hubo rey tan bueno como Meñique.

Palabra del Dia

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