Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 22 de junio de 2025
Estaba convencida de que la cortejaba, pero con tal comedimiento, que no le era fácil decidir la disposición de ánimo que debía adoptar respecto de él: el mucho agrado pudiera parecer liviandad, la esquivez fuera grosería, y despedirle con cajas destempladas era exponerse a que él la pusiese en ridículo encogiéndose de hombros, o acaso diciéndole claramente que se había hecho ilusiones.
Incapaz de resistirla, sintiendo que todo se eclipsaba ante la inmensidad del interés despertado en mí por los asuntos de dos o tres personas que no habían de decidir la suerte del mundo, tomé la carta, la abrí sin reparar en lo vituperable de esta acción, y al punto la devoré con los ojos, leyendo lo siguiente: «Señora Condesa: Vuestra carta me anuncia que nada puedo esperar de vos por los honrados medios que os he propuesto.
Volvió a insistir doña Lupe con lenguaje duro en que él debía decidir por sí mismo aquel asunto de la reconciliación, ver a Fortunata y proceder en conciencia según las impresiones que recibiera.
Baxó una mañana á la mansion del Escita Babuco, á orillas del Oxô, y le dixo así: Babuco, los Persas han incurrido en nuestro enojo por sus excesos y sus desvaríos, y ayer se celebró una junta de genios de la alta Asia para decidir si habian de castigar ó destruir á Persepolis.
En esta, dando una prueba de exquisita honradez, puso el importe de los cigarros que con el dinero de Isidora se había comprado. Capítulo III Entreacto con la Iglesia Un mes no completo había transcurrido de esta vida honrada y económica, sin que Isidora pudiera llegar a decidir en qué profesión, arte u oficio había de emplear su talento y ganas de ponerse al trabajo.
Entónces, si es torero, ó matón ó campesino, jinete ó cosa parecida, os echa por lo pronto una granizada de interjecciones de á libra, y va sacando la navaja ó arremangándose los puños para decidir la cuestion por la vía ejecutiva. Al oir al andaluz echando bravatas, le creeríais capaz de tragarse la Sierra-Nevada y desquiciar el mundo de un puntapié.
Lacante continuó: Mi casa no está hecha para criar palomas... Mis costumbres... mis amigos... las conversaciones... yo mismo... No me hago ilusiones; no tengo nada de lo que haría falta. ¿Qué va usted a decidir? No tengo dónde elegir, amigo mío; voy a meterla en un convento. ¡En un convento!... ¡
La suerte les deparó la presa de una embarcación pequeña, por cuya gente supieron cuanto podían desear, siendo ya fácil á Uluch-Alí decidir á su jefe al ataque de un enemigo descuidado y en desorden. En la tarde anterior había fondeado por fuera de los Gelves, á 17 millas de distancia, pensando emprender el ataque, como lo hizo, al amanecer.
El señor Anselmo y don Benigno alimentaban pasión inextinguible por estos animalitos. Cada cual tenía su palomar, sus castas, sus procedimientos de cría, y sobre tales extremos se enredaban a menudo en largas y vivas discusiones. Los demás escuchaban gravemente sin atreverse a decidir, subiendo y bajando el vaso del mostrador a los labios con religioso silencio.
Ella debía decidir de su triunfo ó de su pérdida; ella sola podía proporcionarle medios de defensa. Si Lea quería, si él lograba una vez más dominarla, fuese por la persuasión, fuese por la violencia, todo se podría arreglar. Tomó por el Strand y se dirigió hacia Tavistock-Street. Eran las cuatro cuando pasó por Charing-Cross.
Palabra del Dia
Otros Mirando