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Actualizado: 22 de junio de 2025


Reflexionó el Señor un instante antes de decidir lo que haría de él, y dijo finalmente: dirigirás los negocios del mundo, siendo al mismo tiempo mercader y banquero. Prestarás oro á los reyes, lo que te permitirá tratarlos como si fuesen tus iguales; y si llegas á arruinar á toda una nación en provecho tuyo, el mundo admirará tu habilidad.

No sin trabajo le pude decidir a hacerlo; le era muy sensible deshacerse de los bienes de su madre, pero se imponía aquella venta. Debía cerca de doscientos mil francos, y los intereses de esta deuda hubieran absorbido bien pronto el resto de su fortuna.

Esté V. E. seguro que deseo acertar, y que cuando resultase alguna duda, aclararé las cosas de modo que puedan las Cortes decidir facilmente, sin que esto retarde nuestro regreso.

Margarita que ya es toda de Fausto, quiere que Fausto sea de Dios, y manifiesta su pesar de verle poco religioso. Fausto la aquieta más con cariño que con razones, y por último concierta con ella una cita. Aquí hay pormenores sobre cuyo valer no nos atrevemos a decidir.

Los dos adversarios habían sido olvidados en el patio, como actores que esperan su turno para mostrarse. Toledo abrió las cajas de pistolas, dando á los dos capitanes la que había buscado aquella mañana en el Cap-Ferrat. La suerte iba á decidir cuál de ambas emplearían. No es necesario dijo el parisién . Lo mismo da una que otra. Dispóngalo todo como mejor le parezca.

Si Miguel me vencía todo acababa allí, pero de ser yo vencedor no tendría medios de castigarlo, ni de mostrar su culpa sin descubrir también la mía. Pero por lo pronto sería yo Rey, ¡Rey! pensamiento que hacía latir mi corazón apresuradamente; y el porvenir se encargaría de decidir en la lucha entre él y yo.

Gabriel, siempre bondadoso, era el que más rondaba, cuidando escrupulosamente de los marcadores. Su compañero, el señor Fidel, descansaba tranquilo, alabando su generosidad. Buen compañero le habían dado; gustábale más que el antiguo, con sus aires imperiosos de viejo guardia, siempre riñendo por decidir a quién correspondía levantarse y hacer la ronda. El pobre hombre tosía tanto como Gabriel.

Los pretendientes explotan el valimiento y la influencia de las señoras. Casi siempre son las faldas las que deciden quién se ha de sentar en los coros de las catedrales. Pues suponga usted, compañero, que yo tengo faldas, que soy una dama... ea. Pero si yo no lo he de decidir... Mire usted que si no me nombra mi canónigo, no me muero, y le estaré atormentando meses y meses.

Es necesario, Marta; tenéis que comprender que la menor debilidad puede volverse un crimen, y que vuestra respuesta va a decidir como un fallo supremo respecto de la vida de vuestra hija y de vuestra felicidad misma. Dicho esto, tomó la mano de su amiga y agregó con tierna compasión: Tened valor y escuchadme con calma... El señor Mathys quiere hacer para con vos una tentativa solemne y decisiva.

Cuando se le metía en la cabeza, en aquella cabeza como un puño, mal amasada, un bromazo como el que tenía proyectado, andaba inquieto, afanoso, lo mismo que el poeta o el pintor que tienen una obra entre manos. Después de varios días de machacar por él logró al fin, casi, casi, decidir al indiano.

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