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Actualizado: 7 de junio de 2025
Al principio no se dio cuenta el señor deán de lo que tenía delante, pero cuando llegó a entenderlo, montó en cólera y se puso hecho una fiera, prorrumpiendo en éstas y parecidas frases: ¡Usted está loco! ¿Cómo pongo eso en la iglesia? ¿Cómo se le ha ocurrido a usted semejante desatino? ¡Se necesita descaro! ¡Usted no sabe lo que se pesca!
No chistar tampoco, ni oponerse en alguna manera, hallándose presente, al menos en espíritu, sentaba mal en algunos de los lances que van referidos. Por todo lo cual, a no dudarlo, el señor deán, con la mucha discreción que le era propia, pudo escribir estos Paralipómenos, sin dar la cara, como si dijéramos.
Salió la procesion por la puerta del Dean y dió vuelta á la iglesia, y al regresar del campo santo entró por la puerta del Perdon. El obispo D. Fr.
D. Jacinto Rodriguez Rico, natural de Villamayor, diócesis de Leon: siendo Dean de Zamora fue nombrado Obispo de Teruel: tomó posesión en 20 de Marzo de 1826, y fue trasladado a Cuenca en Junio de 1827.
Thiers en la capital se conocían muy pocas noticias hasta que un sobrino de don Juan Nicasio Gallego tuvo la oportunidad de dar á luz unas cartas que poseía, cartas curiosas y que fueron escritas á su ilustre tío por el deán de Sevilla don Manuel López Cepero, á raíz del viaje del célebre historiador francés.
Casas-Deza equivocadamente fundacion á lo que fué mera traslacion; pero ambos convienen en asignar á la capilla de S. Lorenzo, hoy unida á la de S. Pedro por obra del dean D. Pedro de Salazar en el pasado siglo, un origen posterior no solamente á la fecha que le atribuye el autor del m. s. Antigüedad y grandezas etc., sino al reinado mismo del hijo de S. Fernando.
Las cárceles han recibido un contingente extraordinario, cuyo número desconsuela; se han cometido robos escandalosos por empleados públicos, así como por agentes de compañías de caminos de hierro; los nombres de Robbson Redpath, y otros, cuyos actos criminales tanto han escandalizado á la moral pública; las catástrofes de Dean Paul, Sadler y otros; los suicidios, los actos de embriaguez; los 36,000 obreros que pasearon las calles de Lóndres, hambrientos, miserables, sin trabajo; los 1,200 millones de libras esterlinas gastados en la guerra de Oriente, que han aumentado enormemente la deuda pública, que como una losa de mármol pesa sobre la Inglaterra, todos estos acontecimientos reunidos forman un conjunto poco envidiable para un pueblo que se llama libre y civilizado.
La sinceridad y el ardor de la pasión que había inspirado a Pepita, su hermosura, la gracia juvenil de su cuerpo y la lozanía primaveral de su alma, se le presentaban en la imaginación y le hacían dichoso. Con cierta mortificación de la vanidad reflexionaba, no obstante, D. Luis en el cambio que en él se había obrado. ¿Qué pensaría el deán? ¿Qué espanto no sería el del obispo?
Pasaría, pues, de castaño oscuro el que resultase tu hijo rival tuyo. Don Luis escuchaba en silencio y con los ojos bajos. Su padre continuó: A esta carta del deán contesté lo que sigue: Contestación. «Hermano querido y venerable padre espiritual: mil gracias te doy por las noticias que me envías y por tus avisos y consejos. Aunque me precio de listo, confieso mi torpeza en esta ocasión.
Ripamilán gritaba: Señor mío, los deberes sociales están por encima de todo.... El Deán se escandalizó. ¡Oh! ¡oh! dijo eso no, señor Arcipreste... los deberes religiosos... los religiosos... eso es.... Y tomó un polvo de rapé extraído con mal pulso de una caja de nácar. Así solía él terminar los períodos complicados.
Palabra del Dia
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