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Actualizado: 30 de septiembre de 2025


Si, por ventura, llegares a conocerle, dile de mi parte que no me tengo por agraviado: que bien lo que son tentaciones del demonio, y que una de las mayores es ponerle a un hombre en el entendimiento que puede componer y imprimir un libro, con que gane tanta fama como dineros, y tantos dineros cuanta fama; y, para confirmación desto, quiero que en tu buen donaire y gracia le cuentes este cuento: «Había en Sevilla un loco que dio en el más gracioso disparate y tema que dio loco en el mundo.

Vacilaba como si tuviese miedo á parecer importuno, pero añadió: Te aconsejo que no intentes ese viaje. cómo piensan nuestros hombres: no cuentes con ellos. Hasta el tío Caragòl, que sólo se ocupa de su cocina, te criticará... Tal vez te obedezcan porque eres el capitán, pero cuando bajen á tierra no serás dueño de su silencio... Créeme: no lo intentes.

En seguida dijo: Tío, quisiera no puedo pensar en ello, me hace perder la razón, me parece... que es necesario que con mis manos destruya todo lo que me rodea, que lo haga pedazos todo. Sin embargo, es necesario que reunas tus ideas, amigo mío dijo el doctor, y que me cuentes todo, punto por punto; sólo de ese modo podremos aclarar este enigma. El silencio reinó en la habitación obscura.

¡Y yo! respondió el oficial, apretando en sus manos las del duque ; ¡yo que me habría dejado cortar las dos piernas por evitaros los malos ratos que habéis pasado! Pero estamos hablando de la ópera, y no quiero cantar en tono de melodrama. Bien pensado dijo el duque ; y más valdrá que me cuentes lo que ha pasado aquí durante mi ausencia. ¿Qué se dice?

Este era siempre el último insulto y el que, en su opinión, resumía y compendiaba todos los demás. La razón de aquella granizada de denuestos: que hacía diez minutos largos que eran sonadas las once y que esperaba. Quedé estupefacto. Pero, chica, ¿no sabes? ¿Qué?... Quise contarle el encuentro que había tenido por la mañana. Toíto lo ; no me cuentes... ¿Y qué hay con eso?

¡En tu taller...! ; pero no te precipites... No es ella tal vez... Quiero decir, que por ella he de coger el cabo del hilo, y verás... iré tirando, tirando hasta dar con lo que queremos saber. confíate en , y no hagas nada por tu parte. Prométeme que no te has de meter en nada. Sin esa condición, no cuentes conmigo. Pues bien, yo te lo prometo.

No cuentes conmigo para nada. Si antes no te quería porque eras una manirrota, menos te querré ahora que eres una... no lo quiero decir. El único que podía esperar algo de es ese pobrecito. Los cuatro cuartos que tengo eran para él; pero ahora... se acabó. Nada espero y en nada confío.

CIPIÓN. Sea ésta la manera, Berganza amigo: que esta noche me cuentes tu vida y los trances por donde has venido al punto en que ahora te hallas, y si mañana en la noche estuviéremos con habla, yo te contairé la mía; porque mejor será gastar el tiempo en contar las propias que en procurar saber las ajenas vidas.

Mira, hija, yo te quiero mucho, y como señora tuya y amiga te aconsejo que le hables clarito, que le cuentes tus faltas y caídas. Así el buen señor no se llamará a engaño, si andando el tiempo descubre lo que ahora le ocultaras. No, Nina, no; hija mía, dile todo, aunque se te ponga la cara muy colorada, y se te congestione la verruga que llevas en la frente.

¿Cómo que Dios me guíe? Ya me ha guiado hacia ti, serrana, y estoy contento. No: se lo decía á una estrella corrida. ¡Ah! ¿Cuentas las estrellas del cielo? dijo el guapo. Pues ten cuidado, porque tantas como cuentes te saldrán de arrugas en la cara... Pero no te importe, niña, que cuando eso suceda yo no podré ya con la fe de bautismo en papeles y tendrás que sacarme en una espuerta al sol.

Palabra del Dia

aprietes

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