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Actualizado: 30 de junio de 2025


Conocía todo esto: eran las palabras de Spadoni y del mismo Castro, pero con la fanática certeza de las mujeres, que llevan siempre á los asuntos de dinero un alma mística dispuesta á creer en los presentimientos y las influencias misteriosas. Para el juego no cuentes con mi ayuda... Además, yo soy pobre. En este momento el coronel debe tener en su caja menos dinero que .

Es inútil que alientes en tu pecho la esperanza: inútil que en el silencio de la noche cuentes tus pesares á las aguas del rio para que las refieran á tus hijos: inútil que pretendas leer en tu pasado un porvenir menos sombrío é infeliz que tu presente: verás construir en tu seno sinagogas para judíos, basílicas para cristianos, jamas una mezquita.

sufres, Carmen; es preciso que me lo cuentes todo...: háblame pronto, antes que nadie venga. Ella, serenándose, tornó a sonreir con graciosa malicia. No vendrán ahora, descuida; me han dado un encargo para ti...; te vieron llegar y me mandaron venir a esperarte.... Curioso, preguntó el médico: A ver, ¿qué se les ocurre a esas señoras?

Psch... ¿y a , qué? Mira dijo ella cuando llegaron a un sitio menos desierto , no me cuentes más historias. No quiero saber más. Punto final. Rompió a reír, a reír, y el Delfín tuvo que preguntarle muchas veces la causa de su hilaridad para obtener esta respuesta: «¿Sabes de qué me río?

Si cobarde vuelves la espalda, no vuelvas jamás a mi casa, ni te acuerdes nunca de tu madre, ni cuentes ya con su tierno cariño... Su indignación, su aborrecimiento eterno: he aquí la recompensa que te aguarda. He subrayado estas palabras porque son puntualmente históricas: constan en papeles impresos de aquel tiempo, que puedo mostrar al que verlos desee.

Te digo estas cosas para que se lo cuentes a ella. Anda, anda, dile todo; no me importa. Veremos lo que hace cuando se le acabe el dinero y no tenga con qué pagar el cuarto en la cárcel. La pondrán en aquellas grandiosas salas, donde podrá pasearse y comer y dormir con aquellas lindas duquesas y baronesas que están allá por hurtos, lesiones y otras gracias. Bien merecido.

BERGANZA. Yo tomaré tu consejo, y esperaré con gran deseo que llegue el tiempo en que me cuentes tus sucesos; que de quien tan bien sabe conocer y enmendar los defetos que tengo en contar los míos, bien se puede esperar que contará los suyos de manera que enseñen y deleiten a un mismo punto.

Verdad que entre col y col le soltaba ciertas frescuras; pero esto era muy estudiado para que Maxi no viera el juego. «No cuentes conmigo para nada; allá te las hayas... Ya te he dicho que no quiero saber si tu novia tiene los ojos negros o amarillos. A no me vengas con zalamerías. Te oigo por consideración; pero no me importa. ¿Que la vaya yo a ver? ¡Estás fresco...!».

Tienes, a lo sumo, veinte mil duros, más ocho mil que pertenecen a Juanito, por ser la herencia de su padre. Se acabaron, pues, las locuras. Ahora mucho orden y mucha economía, y así podrás ir tirando. Sobre todo, no cuentes conmigo en los apuros. Si fueras pobre te tendería la mano; pero tienes para comer, y a no me gusta amparar a los derrochadores.

Ahora empiezas, ahora. ¡Y quieres que te dinero!... Anda, anda, castaña pilonga, que otra cosa podrá faltarte ahora; pero dinero... No, no cuentes con tu tía; no te acuerdes más de esta perla vieja de la honradez». Las groserías de su tía Encarnación enfadaban atrozmente a Isidora.

Palabra del Dia

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