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Actualizado: 23 de mayo de 2025
JESSY. ¡Oh! ¡Mamá es muy correcta...! ¡Nunca se llevó mal con las buenas costumbres...! Yo también era correctísima. Poseo todos mis certificados y hubiera podido ser institutriz, como Blanquita... ¿Sabe usted a qué Blanquita me refiero...? TALMA. A la heroína del señor Brieux. Le aconsejo a usted la escena del acto tercero. JESSY. Ya es demasiado tarde.
Pero Carlos no lo veía lo mismo, y se tiraba del bigote, presa de una sorda irritación. Aquello era más que una falta de política por parte de una persona tan correcta; se veía una intención ofensiva. ¿Por qué? El conde no le había sido muy antipático a primera vista.
Cuando el nieto entró, la cara pulimentada y oscura de Primitivo podía confundirse con el tono bronceado de un acervo de calderilla o montaña de cobre, de la cual iban saliendo columnitas, columnitas que el mayordomo alineaba en correcta formación.... Perucho se quedó deslumbrado ante tan fabulosa riqueza. ¡Allí estaban sus dos cuartos! ¡Menuda pepita de aquel gran criadero de metal!
Mirose mucho al espejo y se puso el velo. ¡Bien, bien! Su dignidad, su hermosura, su derecho mismo, resplandecían más en la decencia correcta y limpia de su vestido negro. Mirose luego a los pies. ¡Bien, muy bien!
El simpático doctor, sentado enfrente del conde, formaba con él un contraste singular. El señor Le Bris era lo que se llama un muchacho guapo. Quizá le faltaban un centímetro o dos para llegar a una estatura regular, pero era bien proporcionado. No tenía cara de tonto ni mucho menos, pero no sé si su nariz era del todo correcta.
En la Crónica de D. Álvaro de Luna se dice de D. Juan II, que fué muy inventivo, é mucho dado a fallar invenciones é sacar entremeses en fiestas, ó en justas, ó en guerra, en las cuales invenciones muy agudamente significaba lo que quería. Crónica de D. Álvaro de Luna. Madrid, 1784, pág. 182. Hállase inédita en la Biblioteca real de París, y la más correcta es la del núm. 7.824.
Además, esta existencia errante halagaba su ansia por todo lo extraordinario. En los hoteles de Niza, falansterios de la corrupción mundial correcta e hipócrita, se había visto agraciado en la obscuridad de su cuarto por las más inesperadas visitas.
Caras curtidas por el sol y el viento, severas pero simpáticas, de ojos inteligentes, expresivos y un poco burlones; un acento mesurado y sonoro, y de correcta pronunciacion en lo general, y un aire de benevolencia y honradez, distinguian á esos rústicos hijos de la Vieja Castilla.
Bajaron dándose el brazo y se encontraron en el comedor con un hombre como de cuarenta años, que tenía la apostura dura y correcta de un militar, en traje de particular. Caballero le dijo la señora de Maurescamp, con una voz un poco temblona , deseo hablarle... Mi marido partió esta mañana para Bélgica... parece que ignora usted el motivo de su viaje... Sí, señora, lo ignoro.
Detúvose a mirar el cuadro con aire de inteligente. ¡Bonita idea!... La fattura es correcta... ¿Quién es?... De nuevo se encogió Damián de hombros. Es una francesa, huérfana de un general, que pinta esas cosas... El señor marqués le compró hace tiempo ese cuadro... ¡Ah, sí!... Ya sé quién es: vive en la calle de Rebollo, número 68. ¿Cómo se llama?... Se llama..., se llama... Pues no me acuerdo.
Palabra del Dia
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