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Actualizado: 29 de mayo de 2025


El capitán Miguel de Chazarreta, que iba de general de la flota de Indias en 1630, se dispuso á llevar con sus tropas, á la monja alférez, y según el testimonio del contador Manuel Fernández Pardo, oficial mayor que era entonces de la Contaduría de la Casa Contratación de Sevilla, en los libros de dicha Contaduría se sentó la cédula del rey y el pasaje de la famosa guipuzcoana con el título de el alférez doña Catalina de Erauso.

Los moriscos fueron llevados á presencia de Gonzalo Mendez, éste les hizo esclavos de los Reyes y como por una cédula de Sus Altezas estaba obligado á entregar 35 esclavos á los oficiales de la Contratación de Sevilla, dispuso que siguiesen el camino para esta ciudad ...» Ya en Sevilla fueron aposentados en las Atarazanas, mientras los Oficiales daban cuenta al Rey y se resolvía la proposición hecha por algunos «cristianos nuevos» que solicitaron de aquéllos que antes de subastarlos, se escribiese á sus parientes vecinos de Hornachos para que los rescatasen.

En Sevilla, Morsamor había oído hablar mucho de todo esto a Fray Ambrosio de Utrera y a sus ilustres amigos, cosmógrafos y pilotos examinadores de la Casa de Contratación, entre los cuales se contaban Alonso de Chaves, Rodrigo Zamorano y el joven y magnífico caballero Pedro Mexía.

Gran marino, pero mediocre hombre de pelea, acostumbrado al tranquilo manejo de las cartas de navegar, al examen de los pilotos en la «Casa de Contratación» de Sevilla, y sin experiencia en los ardides de la guerra indiana, había bajado a tierra creyendo en los signos de paz de los indígenas, y éstos lo habían asesinado a la vista de sus gentes en las orillas del mismo río que acababa de descubrir, asando luego su cuerpo para devorarlo en sagrado banquete.

Con esto, salieron desta calle a una plazuela donde había gran concurso de viejas que había sido damas cortesanas , y mozas que entraban a ser lo que ellas habían sido, en grande contratación unas con otras. Preguntó el Estudiante a su camarada qué sitio era aquél, que tampoco le había visto, y él le respondió:

Tal es el suceso ocurrido á la ronda de noche en 1642, digno, por cierto, de ser recordado entre las curiosas memorias sevillanas de otros tiempos. Vivió en Sevilla un caballero, de nombre don Diego Villegas, que tenía el cargo de Juez Contador Mayor de la Casa de Contratación, era persona muy bien relacionada y tenía muchos y buenos amigos.

Recordaba sobre todo, por ser más reciente, el viaje de Juan Díaz de Solís, piloto de la Casa de Contratación de Sevilla, el cual había navegado por los mares del hemisferio austral hasta más allá de los 35 grados de latitud, sin hallar término al nuevo continente ni estrecho alguno por donde se pudiese salir navegando al mar del Sur descubierto por Balboa.

Prescindiendo de la honra de España que ha sido puesta en la picota y sacada a la vergüenza en muchas casas de contratación, las condiciones con que nos dan dinero son espantosas, judaicas, usurarias por modo heroico. Cada millón nos cuesta más de cuatro, que si hoy son nominales, podrán ser efectivos, si por un milagro de la Providencia llegamos a salir de la miseria presente.

4 con tu sabiduría y con tu prudencia te has juntado riquezas, y has adquirido oro y plata en tus tesoros; 5 con la grandeza de tu sabiduría en tu contratación has multiplicado tus riquezas; y a causa de tus riquezas se ha enaltecido tu corazón. 6 Por tanto, así dijo el Señor DIOS: Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios,

Y empezó un regatear febril, una disputa de contratación que retrasaba las ventas. Pero ¿qué se vendía y qué se compraba allí? Los matacandiles que en las tardes de primavera dan materia a un animado comercio infantil, ¿se cambiaban por dinero? No, porque la escasez de numerario lo vedaba.

Palabra del Dia

ciencuenta

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