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Actualizado: 8 de julio de 2025
¿Y qué vamos a hacer? preguntó Catalina palideciendo intensamente. Vamos a reducir la ración de cada uno a la mitad. Si, en quince días, Marcos no vuelve y no nos queda nada..., entonces veremos. Dicho lo cual, Hullin, Catalina y los contrabandistas, muy cabizbajos, tomaron el camino de la brecha.
¡Vamos! ¡Pie a tierra! dijo Divès a sus hombres ; no hay que dormirse. ¡Aquí un cartucho! ¡Una bala! ¡Ahora, estopa! Nosotros somos los que vamos a limpiar el camino. ¡Cuidado! Los contrabandistas se colocaron en posición, y el fuego continuó contra los uniformes blancos con entusiasmo. Las balas atravesaban de una punta a otra las filas enemigas.
Los unos llevaban sombrero, los otros una redecilla o un simple pañuelo de colores vivos cuyos extremos flotaban sobre sus hombros; pero todos tenían el color atezado, los ragos duramente característicos y el aspecto poco tranquilizador que distingue a los contrabandistas de tierra que operan en el litoral andaluz.
Aun estáis a tiempo, porque ahora no os ven dijo el gitano, que ya estaba a flote con su caballo. Y los contrabandistas interrogaban cada roca con desesperación, y el fraile, con la mirada fija y el rostro lívido, hizo un movimiento de horror pensando en la proposición del maldito... Después, no obstante, pareció vacilar.
Las moja demasiado; va a estropearlas dijo el filósofo. ¡Silencio! gritaron todos a la vez. ¡Atrás, Satanás! dijo otra vez el fraile . Ahora, hermanos míos, ya podéis tocar esos objetos. Los contrabandistas le rodearon apresuradamente, y él sacó un largo papel de su cintura.
Nada de particular hallamos durante nuestro tránsito por las nuevas poblaciones, a no ser la inquietud alarmante y los preparativos de defensa. En La Carolina y en Santa Elena escaseaban mucho los hombres, porque la mayor parte habían ido a incorporarse a la legión formada por D. Pedro Agustín de Echevarri, partida cuya base fueron los valerosos contrabandistas del país.
Sea, digo yo: pero, como no se puede creer que los mercaderes y contrabandistas de Cuba lleven la tontería hasta el extremo de concurrir en balde y de balde á este robo, dando á los empleados lo que debieran dar al Tesoro, fuerza es afirmar que, si dan á los empleados ocho millones se quedan ellos con doce, ó siquiera con otros ocho, para que el robo sea á medias.
Había pasado algunos minutos en aquella meditación cuando un rumor de voces vino a herir los oídos de Catalina, la cual, volviéndose, vio a Hullin y a los tres contrabandistas, que hablaban gravemente entre sí, al otro lado de la meseta. Los interlocutores no se habían dado cuenta de su presencia y parecían enfrascados en una discusión importante.
Nuestra aventura fué muy sonada en Lúzaro; todo el mundo se enteró, y hubo que pagar el Cachalote a Zapiain, el relojero y corredor de comercio. Para nosotros no era cosa de avergonzarnos; los chicos nos admiraban. Yo conté de mil maneras distintas las impresiones que se experimentaban en la cueva del Izarra y demostré que en ella no había nada maravilloso, sino restos del paso de contrabandistas.
Este ternero lo has traído de la Inclusa para engarnos... ¡Ah!, estos proteccionistas no son más que contrabandistas disfrazados». Criáronle con regalo y exquisitos cuidados, pero sin mimo. D. Baldomero no tenía carácter para poner un freno a su estrepitoso cariño paternal, ni para meterse en severidades de educación y formar al chico como le formaron a él.
Palabra del Dia
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