Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 21 de mayo de 2025
Muy tarde era cuando Roger pudo retirarse á descansar, no sin dejar antes cómodamente instalado al barón en la habitación que le había sido destinada. La suya, situada en el piso segundo de la feudal morada, contenía un pequeño lecho para él y tendidos en el suelo dos colchones en los que al entrar Roger dormían y roncaban Simón y Tristán.
Su voz sonaba como entrecortada por lágrimas que contenía . Pensé en confesarme con usted, pero... buena confesión te dé Dios.... No obedecería si usted me mandase quedarme aquí.... Ya sé que es mi obligación: la mujer no debe apartarse del marido. Mi resolución, cuando me casé, era....
Fortunata no se reía tampoco de aquellos estúpidos chistes; pero más bien parecía indiferente que indignada de oírlos. Estaba distraída pensando en sus cosas. ¿Qué cosas serían aquellas? Diera Maximiliano por saberlas... su hucha con todo lo que contenía.
La conversación, general o limitada a pequeños grupos, versaba sobre todo aquello que sin ofensa podía decirse ante una niña como Josefina y un clérigo como Lázaro; pues si ella contenía la libre lengua cortesana con su aspecto de pureza, bien se echaba de ver que el cura era un cura digno de sentarse donde cualquier grande o virtuoso se sentara.
Sacó del bolsillo un paquetito, desenvolvió el papel que le rodeaba y entregó á Herminia un estuche de tafilete blanco con las iniciales H.A. He aquí mi regalo de boda ... La joven abrió la caja y arrojó un grito de admiración, de confusión, de alegría. El estuche no contenía más que dos perlas negras, pero gruesas como avellanas y de un oriente, de una redondez, de un brillo incomparables.
Le rogaba que no me hiciera traición; le daba explicaciones plausibles de mi retirada: era excusable desde el momento que estaba demostrado que había tenido un objeto. La contestación del señor De Nièvres no contenía más que frases de agradecimiento y elogios calcados sobre los que corrían en el público. Magdalena no añadía ni una palabra a las de su marido.
Lo malo estaba en que no tenía apetito, aquel apetito que él perdía difícilmente. Tomó dos huevos pasados por agua, y acabó por acostarse. Tardó mucho en dormirse; y soñó, llorando, con Serafina, que se había muerto y le llamaba desde el seno de la tierra, con un frasco entre los brazos. El frasco contenía un feto humano en espíritu de vino.
Intentaba buscar en mis libros y periódicos, en la soledad de mi habitación, el remedio contra estos aburrimientos de la cocina; pero el temor de que lo tradujera mi tío en señal de menosprecio de sus rudos tertulianos, me contenía.
Se contenía, no obstante, a fin de no armar la de Dios es Cristo, de no perder en un minuto cuanto había conseguido trabajando más de un año y de no verse de nuevo en guerra con los poderes constituidos y con toda la población que respetaba y obedecía a dichos poderes. Juanita no dijo que sí; no aceptó lo del monjío, pero no dijo que no; pronunció frases vagas o se calló y bajó la cabeza.
Luego se marchó para que Edwin pudiese volver á leer con toda calma aquel papelillo que contenía todo un mundo de felicidad. La dulce miss Margaret Haynes le telegrafiaba para ordenarle que volviese cuanto antes, añadiendo que si había recibido un despacho de su madre con la noticia de que ella estaba gravemente enferma no hiciese caso alguno.
Palabra del Dia
Otros Mirando