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Actualizado: 21 de junio de 2025
La necesidad de su casamiento con Huberto le hizo intolerable la vida durante un minuto, y por un impulso de piedad hacia Juan, agitada por confusos pensamientos contradictorios, murmuró: ¡Pobre joven, pobre joven! Si me ama con todas las nobles energías de su hermosa naturaleza, ¡qué cruel será el despertar, y cuánto vacío y desesperación dejará tras sí!...
Lo único que le infundía cierto pavor en esta naturaleza grandiosa y muda, á través de la cual habían pasado y repasado sus ascendientes, eran los poderes misteriosos y confusos que parecían moverse en la soledad. Ovejero tenía un alma religiosa á su modo y propensa á las supersticiones.
Cuando descubrió la cara ensangrentada de su amigo, empezó por hacerle traer una gran aljofaina de agua fresca, porque está escrito: «No deliberes antes de haber lavado tu sangre: tus pensamientos serían confusos e impuros.» Limpio ya, mas no tranquilo, contó Ayvaz a su amigo la aventura, ardiendo en santa cólera.
Los que no se resignaban eran los Dupont: don Pablo y su madre, que volvían a su hotel malhumorados y confusos cada vez que veían en las calles el rubio moño y la sonrisa insolente de Lola. Les parecía que la gente era menos respetuosa con ellos por culpa de la mala hembra, deshonra de la familia.
Adriana fingía atender las crónicas de su tío. Pero sus pensamientos volaban a casa de las Aliaga. Predominaba en ella la inquietud, su anhelo se perdía en presentimientos confusos, su espíritu se transformaba en un sentido ideal.
Los nuestros, aunque confusos y turbados de golpe tan poco prevenido, con el valor y determinacion que solian, le respondieron que obedecerían con mucho gusto si les pagaba el sueldo que se les debia, pues tan bien le habian servido, y los seis meses adelantados que les ofreció quando vinieron á su servicio, que con este dinero podrían alcanzar vaxeles para volver á su patria seguros aunque mal pagados.
Y no nos engañó nuestro pensamiento, porque, aún no habrían pasado dos horas cuando, habiendo ya salido de aquellas malezas a un llano, descubrimos hasta cincuenta caballeros, que con gran ligereza, corriendo a media rienda, a nosotros se venían, y así como los vimos, nos estuvimos quedos aguardándolos; pero, como ellos llegaron y vieron, en lugar de los moros que buscaban, tanto pobre cristiano, quedaron confusos, y uno dellos nos preguntó si éramos nosotros acaso la ocasión por que un pastor había apellidado al arma.
Pero, hombre de Dios, ¿por qué? preguntó el otro con la misma sonrisa. ¡Porque quiero yo!... ¡Porque quiero yo que venza Francia! gritó el señor Paco con la faz pálida ya y descompuesta, los ojos llameantes. Nos quedamos inmóviles y confusos, mirándonos con estupor. Un mismo pensamiento cruzó por la mente de todos.
Gracias, buen amigo, dijo el ministro con gravedad, pero muy sobresaltado, pues tan confusos eran sus recuerdos, que casi creía que los acontecimientos de la noche pasada eran solo un sueño. Sí, agregó, parece que es mi guante. Y puesto que Satanás ha creído conveniente robároslo, en adelante Vuestra Reverencia debe tratar á ese enemigo sin miramientos de ninguna clase.
Oyeron, asimismo, confusos y suaves sonidos de diversos instrumentos, como de flautas, tamborinos, salterios, albogues, panderos y sonajas; y cuando llegaron cerca vieron que los árboles de una enramada, que a mano habían puesto a la entrada del pueblo, estaban todos llenos de luminarias, a quien no ofendía el viento, que entonces no soplaba sino tan manso que no tenía fuerza para mover las hojas de los árboles.
Palabra del Dia
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