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Actualizado: 11 de junio de 2025


Entonces interrogué a Sa-Tó; y su dedo respetuoso fué señalándome el Templo de los Antepasados, el Palacio de la Soberana Concordia, el pabellón de las Flores de las Letras, el kiosco de los Historiadores, brillando, entre los bosques sagrados que los cercan, con sus tejados lustrosos, azules, verdes, escarlata y de color de limón.

Un documento tan raro patentiza el tono en que se encontraba este palacio en tiempo del rey D. Pedro el Ceremonioso, y el cuidado que ponia este monarca aún en las cosas al parecer mas insignificantes, cuando tenia distraida su atencion en aquel año con los preparativos que disponia para resistir al numeroso egército africano, que con cien galeras iba á invadir el reino de Valencia, y con las negociaciones de concordia con el Rey de Castilla.

Grandes fueron los tumultos y demasías de Aragón; sin embargo, a fines del año de 1591 todo pareció terminar en paz y concordia bajo la simulada clemencia del Monarca. Los señores rebeldes, perdido el recelo, volvían a Zaragoza y ofrecían su mesa a los oficiales del ejército castellano. Había llegado el momento de la regia venganza.

Perdonaba, pues, y todos iban á vivir en adelante en la más perfecta concordia. El señor Roussel había ido á su casa para vestirse y volvería para comer con la familia y los amigos de la señorita Guichard. Algunos de los presentes no conocían á Fortunato; otros le conocían sólo de vista. Muchos le consideraban como un hombre muy importante por su fortuna y por su posición social.

Siguió leyendo el marqués, y al fin guardó su papel, para hablar á los adversarios. Mi deber es dirigir á todos un llamamiento en pro de la concordia. ¿Es posible todavía una explicación entre caballeros?... ¿Quiere alguno de los dos presentar sus excusas al otro?... Movió Pirovani con violencia su cabeza, haciendo signos negativos.

En el momento de pronunciar yo, que si la sangre derramada en la Plaza de la Concordia brotara de las piedras que pisábamos, nos ahogaría, un caballero y una señora pasaron muy cerca de nosotros, y al oir mis palabras la señora, se levantó el traje y anduvo de puntillas algunos pasos, como si temiera mancharse las botas y el vestido.

Siempre han existido descontentos de la organización social; siempre los que no tienen mirarán con odio á los que poseen. Pero después de las guerras la falta de concordia social aún era más violenta. La envidia que siente el de abajo resultaba más amarga. Como los pobres habían sido soldados á la fuerza, se consideraban con nuevos derechos á poseerlo todo.

Me pongo en marcha entre el tumulto. Del lado del bosque, el cielo está cubierto de miriadas de luces de colores, cohetes, bombas que estallan en las alturas y caen en lluvias chispeantes, violetas, rojizas, azules, blancas, anaranjadas. Al frente, en el extremo, sobre la multitud que culebrea en la Avenida, la plaza de la Concordia parece un incendio.

O, ¿qué compañía la luz con las tinieblas? O, ¿qué concordia Cristo con Belial?... ¿Qué parte tiene el fiel con el infiel?... Por tanto, salid de en medio de ellos y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo que es inmundo».

La Plaza de la Concordia está profusamente iluminada, como que la alumbran ciento cuarenta y dos mecheros de gas; hacia luna, una luna muy clara, de modo que parecia que nos hallábamos al declinar la tarde.

Palabra del Dia

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