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Actualizado: 11 de junio de 2025
Hé aquí el frente: la calle Real, recta, ancha, elegante, casas altísimas y bellas, palacios, carruajes, árboles: al concluir la calle, y todo en línea recta, las esplendentes fuentes de la plaza de la Concordia, el obelisco traido de Egipto, el puente del mismo nombre de la plaza, y cerrando el cuadro, el Palacio de los Diputados, por detras del cual asoma su alta cabeza la cúpula del cuartel de Inválidos.
Con cuerpo y alma se dedicó, y con mayor empeño a medida que el día funesto se acercaba, a predicar la paz y la concordia entre las fuerzas disidentes. ¡Loco intento el suyo!... Aquellos políticos, al revés que él, cuando más hundido veían a un Gobierno, con menos interés le miraban; y en cuanto le consideraban moribundo, como ya nada podía darles, corrían a agruparse en derredor de los hombres indicados para sucederle en el poder.
Copiarémos al fin estas cartas para que se vean los sanos consejos de esta Reina, y los medios de que se valia para establecer la concordia en los estados de su hermano.
Sólo diré algo de otras virtudes suyas; y en primer lugar se ofrece luego á la vista aquella admirable concordia que tuvieron en el Padre Joseph de Arce los empleos de Marta y María; esto es, la vida activa y la contemplativa, las ocupaciones exteriores en servicio y ayuda de los prójimos, y la interior y estrecha unión con Dios.
Nadie la deseaba: la imponían los adversarios... Pero todos la aceptaban, con el firme propósito de cumplir su deber. París callaba durante el día con el enfurruñamiento de sus preocupaciones. Sólo algunos grupos de patriotas exaltados, siguiendo los tres colores de la bandera, pasaban por la plaza de la Concordia para dar vivas ante la estatua de Estrasburgo.
Dios dé gloria y reposo á sus ánimas, y concordia á los cristianos para que puedan vengarse deste daño que recibieron de los enemigos de Jesucristo, que ciertamente esta victoria ha ensoberbecido de tal manera á aquellos infieles, que no estiman más á los cristianos que si no estuviesen en el mundo, y si Dios no provee, se harán de contino más grandes y poderosos.
Rudo combate y grandísima pena me costó lanzar de mi pensamiento la imagen de la mujer, que con tan contrarios aspectos se me mostraba y que del efímero enlace o de la mentida concordia, producida por la atracción irresistible que nos lleva hacia ella, hacía brotar discordias sin término y dualidad irreducible, como si hubiese dos eternos creadores y conservadores del mundo y no uno solo.
Levantóse el entredicho despues del 15 de febrero de 73, y parecia reinar la concordia, pero duró poco tiempo, porque el conde de Cabra, que se acababa de apoderar de Almodovar, cometia en la ciudad y campiña grandes vejaciones: el de Aguilar exasperado volvió á sus pasados rigores, y el obispo volvió á poner entredicho á 19 de octubre.
Corrían por la vecindad rumores alarmantes respecto á la existencia de cierta buena concordia, parecida á la familiaridad, entre el poeta clásico y doña Leoncia, la vizcaína. No penetremos en lo sagrado de estos clásicos y patroniles secretos. Doña Leoncia notó la presencia de un desconocido, y quiso darse tono. Se puso seria, y reprendió á los estudiantes por su poca formalidad.
Y si una concordia superior pudiera vislumbrarse desde nuestros días como la fórmula de un porvenir lejano, ella no sería debida a la imitación unilateral que diría Tarde de una raza por otra, sino a la reciprocidad de sus influencias y al atinado concierto de los atributos en que se funda la gloria de las dos.
Palabra del Dia
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