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Actualizado: 28 de mayo de 2025
¡Mañana!... Podía venir mañana á las tres de la tarde.... A las tres, no; mejor á las cuatro. Valeria habría salido á esta hora seguramente. Ella enviaría á su doncella á Niza para unas compras; el jardinero y su mujer estarían ocupados fuera de la casa. Pero ¡por Dios! sé prudente.... Si puedes evitar que te vean los vecinos, mucho mejor.
Más balances he hecho yo, señora, que pelos tengo en la cabeza, y también le digo a usted que no me han valido más que para calentarme la ídem. Ya que Dios nos ha favorecido, seamos ordenados: yo me atrevería a rogar a usted que, si no le sirve de molestia y va de compras, me traiga un libro de contabilidad, agenda, o como se llame». ¡Pues no faltaba más!
Por la mañana, mientras Barbarita y Plácido andaban por esas calles de tienda en tienda, entregados al deleite de las compras precursoras de Navidad, Jacinta salió acompañada de Guillermina. Había dejado a su esposo con Villalonga, después de enjaretarle la mentirilla de que iba a la Virgen de la Paloma a oír una misa que había prometido.
Las necesidades de la vida turbaban su amoroso aislamiento, haciéndoles salir de aquella inconsciencia de pájaros errantes que por primera vez construían nido. Isidro tomó el sombrero para bajar a la calle y hacer sus compras. Adiós, niña... Rica, adiós: vuelvo en seguida. Se despedían entre fuertes abrazos.
«¡Las diez dadas! dijo con aquella voz tan severa que habría hecho estremecer a una piedra . Y no te has quitado el manto. ¿Es que piensas volver... de compras? El pobre Maxi, al despertar hace un rato, me preguntó si habías venido, y le dije que no. Me dio vergüenza de decirle que sí, porque habría sido preciso añadir que sólo con la manera de entrar te declaras culpable...
El no podía vivir sin un pedazo de tierra sobre el que ejerciese su autoridad, peleando con la resistencia de hombres y cosas. Además, le tentaban las vastas proporciones de las piezas del castillo, desprovistas de muebles. Una oportunidad para instalar el sobrante de sus cuevas, entregándose á nuevas compras.
Pero la procesión me andaba por dentro. ¿Creerás que anoche he soñado con este muñeco? Ayer, sin saber lo que hacía compré un nacimiento. Lo compré maquinalmente, por efecto de un no sé qué... mi resabio de compras movido del pensamiento que me dominaba. Bien sabía yo que usted cuando le viera...
Esta otra habitación va mejor con mis gustos. Había entrado en el dormitorio de la señora Desnoyers, admirando su mueblaje Luis XV, de una autenticidad preciosa, con los oros apagados y los paisajes de sus tapicerías obscurecidos por el tiempo. Era una de las mejores compras de don Marcelo.
Una era la de la bodega, y por entre sus hojas abiertas veíanse las dos filas de toneles enormes que llegaban hasta el techo, los montones de pellejos vacíos y arrugados, los grandes embudos y las medidas de cinc teñidas de rojo por el continuo resbalar del líquido. En el fondo de la pieza estaba el pesado carro que rodaba hasta los últimos límites de la provincia para traer las compras de vino.
Toledo se iba dando cuenta poco á poco de las paulatinas transformaciones de su amigo el sabio. Le preocupaba mucho el adorno de su persona; había pedido al coronel que lo recomendase á su sastre de Niza; hacía frecuentes viajes á esta ciudad sólo para sus compras. Además, jugaba.
Palabra del Dia
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