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Actualizado: 9 de junio de 2025


La razon era sencilla. Antes, arreglándose libremente con los particulares y haciéndose competencia, ganaban seis, ocho ú diez reales por dia, á muy bajo precio, porque hacian muchas comisiones ó servicios. Pero con la tarifa alta, el público dejó de ocuparlos, y el precio triple ó cuádruplo de muy raras comisiones no les compensaba las pérdidas en el número de operaciones.

Iré a tomar ejemplo. ¿A que no va? ¿A que ? Pues allí me tendrá, haciéndole la competencia a Estupiñá... Verá usted, verá usted... cada día más. ¡Cada día! ¿Pero no se va usted mañana? Es verdad, no me acordaba... Bueno, pues no me iré. Eso no; le conviene a usted marcharse, y allí seguirá haciendo su noviciado. Allá no vale. ¿Cómo que no vale?

En competencia con ellas, las movedizas ratoncitas pululaban gorjeando vibrantemente y era interesante seguir el revoletear de cualquiera que, del barrote superior de una ventana, modulaba su trino y se descolgaba veloz hasta el pie de un rosal, donde cantaba de nuevo, para dirigirse como en una diligencia urgente a posarse de costado en la pata del catre en que dormía un peón, repetir allí su trinar aleteado y volar a un tirante del techo de la caballeriza, recorrerlo afanosamente, como un pesquisante tras del delincuente, aparecer por el otro extremo, mirando a todos los rumbos y partir, de pronto, en línea recta hacia la glorieta del jardín.

Nada de esto, que tan hermoso era y tan a la vista estaba, sabían leer ni estimar los dos mozones que tan profundo respeto tenían a don Sabas solamente por ser cura de su parroquia y hombre de indiscutible competencia en cuanto se les alcanzaba a ellos.

Empezó la tía a hacer encajes, y le salieron dos o tres de Portomar a poner la competencia... porque ahora son mucha moda estas puntillas, hasta para pañuelos; lo que estoy rematando es un pañuelo.

De innumerables dramas que se presentaron á esta competencia, oimos todavía algunos con gran deleite sobre nuestra escena; pero los de Calderón y Moreto, que ganaron entonces la primera reputación, son hoy, á pesar de sus defectos, nuestra delicia, y probablemente lo serán mientras no desdeñemos la voz halagüeña de las musas

Pero los otros dos cayeron como fieras sobre él. Cuando se tiene dinero se quiere más. La ambición es insaciable. Fernanda era muy orgullosa y no pasaría por que ninguna otra chica en Lancia pudiese ostentar tanto lujo como ella. Si D. Santos elegía esposa en la población, le podría hacer competencia desastrosa: era una mosca que no se quitaría jamás de la nariz.

El dia que asomó la competencia en otras comarcas, las ciudades que habian obtenido la riqueza artificial del monopolio se arruinaron. En Flándes la dominacion española apuró los motivos de futura ruina.

Durante la guerra de 1808, los Franceses, como enemigos, hicieron volar muchas fortalezas, pero construyeron puentes, teatros y otras obras; en tanto que los Ingleses, como aliados, aprovecharon la oportunidad para destruir en España las fábricas de porcelanas, paños y otros artículos, que podian hacerles competencia. Muchas veces los amigos hacen mas daño que los enemigos.

La conversación no se interrumpió por la llegada de nuestro joven, quien se puso a escuchar con poca curiosidad. Se hablaba de toros; no hay para qué decirlo: se discutía la mayor o menor severidad e inteligencia de las plazas de Madrid y de Sevilla. Uno de los jovencitos sostenía que en Madrid se juzgaba con más severidad y competencia.

Palabra del Dia

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