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Actualizado: 13 de junio de 2025


Al fin, acababa de realizar su ensueño de volverse á España, dejando al frente del almacén á un dependiente español interesado en sus negocios. Ayer me escribió don Antonio dijo Robledo con una ironía bondadosa . Quiere que vayamos á Madrid. Desea que admiremos su casa, sus automóviles, y sobre todo sus amistades. Me cuenta con orgullo que los periódicos hablan de sus comidas.

Este, por el alto puesto que ocupaba, ejercía considerable influencia en la marcha del litigio. ¡Qué agitación! ¡qué vida afanosa y miserable! Clementina no comía, no dormía: siempre en conferencias con el abogado, con el procurador, siempre escribiendo cartas. Hasta en sus tertulias o comidas no sabía hablar de otra cosa.

El viento del extranjerismo soplaba también sobre aquella mesa abundante, sana, patriarcal, que hemos conocido al comenzar la presente historia. Ventura se presentó en el salón con traje azul marino de seda, descotado por el pecho, los brazos al aire. Había aprendido, no sabemos dónde, que en las comidas de ceremonia las señoras van descotadas. Doña Paula no cumplía con este precepto.

De corta en corta distancia adornan é interrumpen el camino elegantes estaciones de forma graciosa y moderna, donde se sirven con el mismo lujo que en los mas afamados hoteles, comidas y almuerzos. Los numerosos dependientes que por toda la línea llenan el servicio, pregonan en alta voz á la llegada de los trenes, los nombres de las estaciones.

8 Vivo yo, dijo el Señor DIOS, que por cuanto mi rebaño fue para ser robado, y mis ovejas fueron para ser comidas de toda bestia del campo, sin pastor; ni mis pastores buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a mismos, y no apacentaron mis ovejas; 9 por tanto, oh pastores, oíd palabra del SE

Tres comidas tenían al día los braceros, todas de pan: una alimentación de perros. A las ocho de la mañana, cuando llevaban más de dos horas trabajando, llegaba el gazpacho caliente, servido en un lebrillo. Lo guisaban en el cortijo, llevándolo a donde estaban los gañanes, muchas veces a más de una hora de la casa, cayéndole la lluvia en las mañanas de invierno.

Pasan los dias y las noches en banquetes y comidas, borrachos como las manadas de puercos de Epicuro, mas torpemente de lo que se puede decir. Son muy soberbios y altivos; hacen vino de maiz, con que se emborrachan: es poco diferente su lengua de la de los Cários. Llegamos á otro lugar, llamado Careiseba, habitado tambien de los Tupís.

Pero la misma Ana, tan dada a cavilaciones, tenía poco tiempo para ellas. Toda la vida era diversión, excursiones, comidas alegres, teatros, paseos. Entre la casa de los Marqueses y la de Quintanar se había establecido una especie de convivencia de que participaban Obdulia, Visita, Álvaro, Joaquín y algunos otros amigos íntimos.

CAP. XII. En que trata cómo Inca Yupanqui hizo juntar los señores de toda la tierra que hasta allí á él eran subjetos, y cómo fortaleció é hizo repartir las tierras en torno de la ciudad del Cuzco; y cómo hizo hacer los primeros depósitos de comidas é otros proveimientos que para el bien de la república en el Cuzco eran necesarios.

Detrás de este patio había otro por el mismo estilo: allí estaban el noviciado, la enfermería, la cocina y los refectorios. Consistían estos en unas mesas largas, de mármol, y una especie de púlpito para el que leía durante las comidas. El departamento situado a la derecha de la calle de cipreses contenía un patio semejante a la del lado opuesto.

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