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Actualizado: 13 de junio de 2025
Y enumeraba todas las comidas de campo, con gentes ricas, que habían tenido como final esta broma ingeniosa. Luego, con gesto magnánimo, dio órdenes a su aperador. Entrega a esa pobre gente lo que necesite. Págale a la muchacha el jornal mientras esté enferma. Quiero que mi primo se convenza de que no soy tan malo como cree y que también sé hacer la caridad cuando me toca.
Además, Leocadia comenzó también a ir a la iglesia y ambas dieron en repetir la oración que decía Tirso antes de las comidas. «¿Dónde diablos habrán aprendido este rezo?» se preguntaba Pepe. Poco le duró la duda.
Algunos minutos después, Huberto llegaba de frac, como era su costumbre. Aun en la intimidad de aquellas comidas de familia, no se desprendía de las formas convencionales de los centros mundanos. El molde de impecabilidad social que se había impuesto, le había hecho perder el sentido íntimo y familiar de la existencia.
Ya no era más que una ruina: podía burlarse de ella el muchacho, pero en otro tiempo le habían dicho cosas mejores los caballeros que venían con el difunto amo a ver los potros del cortijo, celebrando las comidas que ella les guisaba.
Soltero, rico, apasionado por lo bello, buen poeta á sus horas, unido en amistad con todos los pintores notables y literatos célebres de París, Pedro Vesín había hecho de su casa un brillante centro, en el que se daban cita, los domingos, todos los aficionados de buen gusto y los artistas distinguidos. Las comidas de la calle de Matignon eran célebres.
Al verse tan bien servido por la pluma del secretario, Martínez, cuando no estaba de operaciones, sentía la necesidad de convertir en leyes todas las ideas simples y nuevas para él que hervían en su cerebro. Sandoval, vamos á escribir media docena de decretos decía después de las comidas, como si esto suavizase su digestión.
Habíase encargado una nueva y fina vajilla con la cifra de Belinchón; todo el aparato de las comidas modernas, cuchillos de hoja de plata, para la fruta, tenedores de ostras, tarjetas litografiadas para el menu y otros utensilios inusitados hasta entonces en las comidas de la casa.
Sin motivo alguno, sólo por placer de herir lo mismo a mí que a mis compañeros, nos llenan a veces de insolencias. Cuanto más atentos nos mostramos con ellas, más se ensoberbecen. Yo pruebo el caldo y el chocolate todos los días y no he hallado hasta ahora lo que esa mujer le ha dicho. Las horas son siempre fijas. Jamás he visto retraso alguno en las comidas.
No pudo menos de sospechar, viendo su gesto de contrariedad, que Marcela y él estaban en connivencia. Tal sospecha, que el recuerdo de otros incidentes autorizaba, convirtió su desvío en desprecio. Pocos días después se vio precisada a guardar cama; la fatiga del viaje y las comidas de hotel habían estropeado su estómago.
Quiso Feijoo probar también aquel plato, porque le gustaban algunas comidas españolas. Fortunata tenía una despensa admirablemente provista, y en ropa y trapos gastaba muy poco.
Palabra del Dia
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