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Actualizado: 13 de mayo de 2025


Apenas se ven otras señales de vida comercial que uno que otro bergantín ó barca, atracado al costado del melancólico muelle, descargando cueros, ó alguna goleta de Nueva Escocia en que se está embreando un cargamento de leña que ha de servir para hacer fuego en las chimeneas.

Rendido de fatiga, con el estómago revuelto por el hedor, me metí en casa. Dentro de la quinta, había casi tantos insectos como fuera. Entraron por las aberturas de las puertas y ventanas, por los tubos de las chimeneas. Al borde de los tableros y en los cortinajes, roídos ya, se arrastraban, caían, volaban, trepaban por las blancas paredes, con una sombra gigantesca que hacía mayor su fealdad.

Todo es aquí pedruscos y tierra sin vegetación, teñida por el óxido de hierro.... Sin duda estoy en las minas... pero ni alma viviente, ni chimeneas humeantes, ni ruido, ni un tren que murmure a lo lejos, ni siquiera un perro que ladre.... ¿Qué haré?, hay por aquí una vereda que vuelve a subir. ¿Seguirela? ¿Desandaré lo andado?... ¡Retroceder! ¡Qué absurdo!

Pero Pablo se ríe de esto y dice que no le dará ese hombre lo que la Virgen Santísima le negó desde el nacer. Quizás tenga razón.... Pero dime, ¿estamos ya cerca?... porque veo chimeneas que arrojan un humo más negro que el del infierno, y veo también una claridad que parece de fragua. , señor, ya llegamos. Aquellos son los hornos de la calcinación, que arden día y noche.

Un clavo sostenía el sombrero perteneciente á la anterior generación, y un baúl guardaba en sus antros algunas piezas de ropa, en las cuales los remiendos, aunque muchos y diversos, no eran tantos ni tan pintorescos como los agujeros no remendados. »Pero asomémonos á la ventana. Desde ella se ve el tejado de enfrente, con sus buhardillas, sus chimeneas y sus misifuces.

Después del vestíbulo se encontraban tres o cuatro pasillos convertidos en salas de espera, de descanso, de conversación, de juego de dominó, todo ello junto y como quiera. Más adelante había otra sala más lujosa, con grandes chimeneas que consumían mucha leña, pero no tanta como decían los mozos. Aquella leña suscitaba graves polémicas en las juntas generales de fin de año.

Una cinta de humo se enroscaba á continuación de sus dobles chimeneas. Su proa, cuando no estaba oculta, expelía cascadas de espuma, levantándose hasta mostrar el principio de la quilla. De noche navegaban todos con pocas luces: un simple farol á proa para aviso del que marcha delante y otro á popa para indicar la ruta al siguiente. Estas luces macilentas apenas se veían.

La visión de un jardín, y de una mujer, marchaban ante él por los negros y ruidosos talleres, embelleciéndolo todo como un rayo de sol. Una tarde de verano, escribía Sanabre en su despacho, junto á una ventana abierta que encuadraba un pedazo de la ría, con dos vapores, un trozo de cielo azul cortado por varias chimeneas y el monte de la orilla opuesta.

Allí debía de estar. Era forzoso recogerla. Pero, ¡y el tren que iba a salir! Ya roncaban las chimeneas, bufando como erizados gatos, y dos o tres silbos agudos preludiaban la marcha. Miranda tuvo un segundo de indecisión. Lucía dijo en voz alta. Y contestole sólo el respirar igual y fuerte de la niña, indicando un sueño tenaz y hondo.

Me paseé errante por la cubierta, mirando aquí y allí la brújula iluminada, los montones de cabrestantes, las piezas de la máquina envueltas en una claridad ardiente, golpeando con cadencia; la humareda negra que se elevaba de las chimeneas ennegreciendo el firmamento; los marineros de barba rubia inmóviles en sus puestos, y las figuras de los pilotos sobre el puntal, altas y sombrías en la noche.

Palabra del Dia

bagani

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