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Actualizado: 8 de julio de 2025


Esta representacion es imperfecta, es enigmática, pero es una verdadera representacion: en sus pequeñas dimensiones, agrandadas infinitamente, podemos contemplar lo infinito; en sus endebles resplandores, se nos refleja el resplandor infinito. La leve centella que salta del pedernal puede conducirnos á la imaginacion del océano de fuego que descubren los astrónomos en el astro del dia.

¡Bah! repuso Maravillas creciéndose dos palmos ; no irán los huracanes por donde usted se figura. El efecto de mi primer artículo será de asombro, como el de la centella, como el del relámpago. El de la fábula le sentirán pocos; y éstos se guardarán muy bien de decir lo que les duele y en qué parte.

¡, , rompedle el espinazo! repuso otro buscando ya el género de muerte más adecuado. ¡Ese perro, ese perro! Pero ¿dónde está ese maldito? Buscadlo y rompedle el espinazo. Y si no se encuentra el perro, rompédselo al amo. ¡Mala centella los mate a los dos!

Que recoja su guante y reconozca que ha hecho mal, y no volveré á hablar del asunto. Mala centella lo parta si tal hace, murmuró Gualtero. ¿Lo oís, joven? preguntó Germán. El escudero ofendido olvidará el golpe si le decís que habéis obrado precipitadamente. No puedo decir tal cosa, declaró Roger.

Y todo Santa María temblaba de impaciencia y de deseo por conocer el resultado del combate que iba a librarse detrás de la montaña. Zarpa el balandro que se balancea sobre las olas, y brilla en el azul de los mares como una centella. VÍCTOR HUGO, «Navarin».

El mozo, que no vió á la doncella, En el indio enristró su fuerte lanza, El cual se levantó como centella, Un salto y el golpe no le alcanza. Afierra con el mozo, y aun perdella La lanza pienza el mozo, que abalanza El indio sobre él, por al ruido La moza despertó, y pone partido.

El indio le contó que un año habia Que andaba á Liropeya tan rendido, Que libertad ni seso no tenia, Y que le ha la doncella prometido, Que si cinco caciques le vencia, Que al punto será luego su marido. El tener de español una centella No quiere, por quedar con la doncella.

Ramiro, entonces, iluminado por una centella de instinto, dio dos grandes pasos hacia adelante, para dejar aprisionada en el cuero la hoja del adversario; y tomando su propia espada, como quien alza un puñal, clavósela de golpe en medio del pecho. Luego se la hundió ferozmente, a través del justillo, toda entera, toda, toda, hasta los gavilanes. Gonzalo exclamó: ¡Esto es hecho!

Por entre la malla de su prosa hay pueblos que se hunden, ejércitos que se destrozan, mares que se revuelcan, bosques que caminan. Es raso y es acero. Es guzla y es clarín. Es halago y es centella. Escribe versos que enamoran, filípicas que entusiasman, libros que glorifican. Es diminuto y es excelso. Sencillo y complicado. Es león y paloma. Oruga y colibrí.

El fuego de aquel lugar de maldición era tan intenso, «que una sola centella reducía á polvo una piedra de molino; si caía sobre un globo de bronce lo derretía al punto, como si fuese de cera, y si en un lago reducido á hielo, lo hacía hervir en un instanteLos condenados sentían este fuego en el cerebro, los dientes, lengua, garganta, hígado, pulmón, entrañas, vientre, corazón, venas, nervios, huesos, médula de éstos, sangre y hasta en las potencias del alma», y después de la horripilante enumeración, San Ignacio preguntaba al alma del pecador con quién deseaba irse, si con Dios ó con el Demonio. ¡Ah, mísero Luzbel; ridículo pazguato que ofrecía con torpe malicia las cortas felicidades de la tierra á cambio de una eternidad de tan horrible fuego!

Palabra del Dia

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