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Actualizado: 12 de junio de 2025
Ahora apóyese V. bien en mí y vamos a ver si hallamos un coche. ¿Pero dónde me lleva V.? A ningún sitio malo ¿tiene V. miedo? ¡Ah! no: el corazón me dice que es V. una persona caritativa. Vamos andando... a ver si llegamos pronto a casa para que V. se seque y tome algo caliente. Dios se lo pagará a V. caballero... la Virgen se lo pagará... Creí que iba a morirme en ese sitio.
Sita, sola, se sienta en un rincón y mira en torno suyo. No conoce a nadie; una enfermera pasa y ve a esta joven, que parece estar en cuarentena. Como es una persona caritativa, se acerca y dirige la palabra a Sita. LA ENFERMERA. ¿Espera usted a alguien, señorita...? SITA. ¡Sí...! Es decir... ¡no...! Vine con la señorita Vera. LA ENFERMERA. ¡Ah...! ¡Comprendido...! ¡Usted es la nueva...!
Y como si temiese que la otra encontrase la distinción harto metafísica, apresuróse a torcer un poco el camino, añadiendo prontamente: No creas, por eso, que me niego también a contribuir a los fines de la asociación como una de tantas... Sé muy bien que lo de socorrer a los heridos es una pantalla; que se trata de preparar al ejército... No importa: yo también contribuiré a ello, pero sin disfrazarlo de obra caritativa... Lo hago, porque he visto nacer al príncipe y le miro y le quiero como cosa mía; y lo hago, sobre todo, porque se me ha prometido solemnemente que el primer cuidado de la Restauración será restablecer la unidad católica; que sin este requisito, nada, nada haría.
Otra vez volvió a rodar el mísero por los sitios más hediondos de la capital. Algún alma caritativa, que por casualidad se enteraba de su estado, socorríale indirectamente, porque Juan se estremecía a la idea de pedir limosna.
Una vez decidida la dama a dar el baile de trajes, la gran fiesta de ancha base en que habían de bailar pêle-mêle tirios y troyanos, rancios personajes que figuraban en la Guía y plebeyos burgueses empinados por la Revolución, era necesario encontrar algo nuevo, algo sorprendente que fuera el clou de la fiesta y dejase con la boca abierta a los pobrecillos profanos, a los Martínez y comparsa, convidados espurios que hubiera dicho el tío Frasquito, que cuidaría muy bien ella de barrer de sus salones en cuanto la caritativa empresa de socorrer a los heridos del Norte hubiera dado un buen tanteo a sus repletas bolsas.
Y decide construir en un templo de Roma una suntuosa capilla, a la cual dota de espléndidos ornamentos para que el Señor sea llevado con decoro. Y así ha vuelto a sosegarse su espíritu, y ha continuado viviendo silenciosa, pobre, caritativa. Cuando ha muerto no tenía más que una mísera cama y cincuenta reales. Y ella ha dispuesto en su testamento que todo esto sea para los pobres.
Otras varias consideraciones añadió, y entre ellas más de una frase aguda de doble intención que supo a cuerno quemado al nuevo coadjutor. Vaya, adiós, D. Narciso, y dispénseme si no he podido comprender bien su caritativa intención. Soy una ruin mujer y no entiendo de teologías. El P. Narciso quedó sonriendo como el conejo. Viendo cerrada esta vía, entró resueltamente por otra no menos tortuosa.
Ahora apóyese V. bien en mí y vamos a ver si hallamos un coche. ¿Pero dónde me lleva V.? A ningún sitio malo ¿tiene V. miedo? ¡Ah! no: el corazón me dice que es V. una persona caritativa. Vamos andando... a ver si llegamos pronto a casa para que V. se seque y tome algo caliente. Dios se lo pagará a V. caballero... la Virgen se lo pagará... Creí que iba a morirme en ese sitio.
Amor, celos y rendimiento, hasta tocar en los límites de la locura, había visto en su bella indiana; que si ella no hubiese estado enamorada hasta volverse loca por él, ni en su busca hubiera enviado disfrazada a su doncella, ni a buscarle hubiera ido a un lugar tan indigno de ella como el bodegón de la tía Zarandaja, ni con tan celoso ahínco allí le hubiera hablado, ni con tan cuidadoso recelo se hubiera llevado consigo a la hermosa Margarita; que para nuestro mancebo era cosa manifiesta, que más por separarla de él se la había llevado que por caridad, puesto que ella fuese de condición tierna y caritativa.
Esperó un poco para asegurarse de la solidez de mis propósitos; y tan luego como vio que persistía y me conservaba firme en mi puesto en ciertos instantes de difícil prueba, abandonó su actitud defensiva y aparentó no acordarse de nada, que era la más caritativa de todas las maneras de otorgarme perdón y la única que le estaba permitida.
Palabra del Dia
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