Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 16 de junio de 2025
1 Canción de las gradas: para Salomón. Si el SE
Y todavía repitió varias veces la incompleta canción en honor de su valentía, hasta que al fin se decidió a entrar en la casa. No sentía deseos de acostarse. Adivinando su estado retardaba el momento de subir a la habitación, donde le aguardaba Carmen, tal vez despierta. Ve a dormir, Garabato. Yo tengo que hasé muchas cosas.
¿Usted sabe quién es, señorita Cristina? preguntéla al devolverle la carta. Es muy probable dijo, mostrándonos sus blancos dientes y sacudiendo gravemente su femenil cabeza, iluminada por la felicidad. ¡Gracias, señoras y señor! saltó del estribo y muy luego desapareció en la selva, elevando hacia el Cielo las notas alegres y sonoras de alguna canción bretona.
1 Salmo de canción al estrenar la casa de David: Te ensalzaré, oh SE
29 Vosotros tendréis canción, como en noche [en la cual] se celebra Pascua; y alegría de corazón, como el que va con flauta, para venir al Monte del SE
En cuanto se alejaron un poco del sitio de la Nozaleda comenzaron los cánticos. Esto es lo que caracteriza la vuelta de las romerías en aquella región. Las artesanas de Sarrió se precían de tener buena voz, y hacen bien. Generalmente la emprenden con alguna canción romántica, una melodía tendida y quejumbrosa, buscando armónico acompañamiento por medio de la segunda voz en terceras.
Sólo fue autorizada la música vocal por suponérsele una cualidad calmante, y cierta canción entonada por Jack, marino inglés, desertor de las colonias australianas de S. M. Británica, se hizo popular como un canto de cuna.
El tío Manolillo cantaba entretanto entre dientes, y mientras acababa de arreglar la vajilla, una canción picaresca. Pero había algo de horrible en el acento y en el canto del bufón. ¿Dónde están mi capa, mi sombrero, mi espada y mi daga? dijo Montiño, que buscaba por todos los rincones. ¿Cómo, os empeñáis en iros? Os juro que no me quedo aquí si no me matáis.
Unos protestaban. «¡Pegarle al pobre Cantó, un infeliz enfermo que no podía defenderse!...» Otros movían la cabeza. Esperaban aquello: no se puede insultar impunemente a un hombre sin que ocurra algo. Ellos se habían opuesto a la canción; eran partidarios de que los hombres, cuando tienen que decirse algo, se lo digan cara a cara.
Si era una virgen, bueno; si era una mujer como Leonora, bien; había que conformarse ciegamente, y el que se detenía como él, el que retrocedía estaba perdido; veía en torno una noche sin fin, y jamás volvía a pasar ante sus ojos el risueño amor coronado de flores, entonando esa canción que sólo se oye una vez en la vida.
Palabra del Dia
Otros Mirando