Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 2 de mayo de 2025


¿Cómo sería para él la temporada de Madrid que iba a comenzar? ¿Qué dirían sus enemigos? ¿Cómo quedarían los rivales de profesión?... Llevaba muertos muchos miuras: al fin unos toros como los demás; pero pensaba en los camaradas caídos en el redondel, casi todos víctimas de los animales de esta ganadería. ¡Dichosos miuras!

A cierta distancia de la casa, ya cerca del bosque, vi a un hombre de elevada estatura, cuyo rostro denunciaba unos treinta años, pálido, con la cabeza inclinada, los brazos caídos y los hombros cubiertos de largos cabellos negros.

10 Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás los granos caídos de tu viña; para el pobre y para el extranjero los dejarás. Yo [soy] el SE

Las filas se clarean; pero, como en las batallas, los que vienen detrás ocupan el sitio de los caídos y el asalto a la fortaleza de la fortuna se renueva, con más vigor en cada acometida.

De nuevo los abandonó el sol, y otra vez los copos de nieve de un cielo plomizo, cubrieron el congelado suelo. Poco a poco les fue estrechando cada vez más el círculo de nieves, hasta que los muros deslumbrantes de blancura se levantaron a veinte pies por encima de la cabaña. El fuego fue cada vez más difícil de alimentar; los árboles caídos a su alcance, estaban sepultados ya por la nieve.

El general descuido vuestro, amigos, El no mirar por lo que tanto os toca, Levanta los caidos enemigos, Y vuestro esfuezo y opinion apoca. Desta ciudad los muros son testigos Que aun hoy están qual bien fundada roca, De vuestras perezosas fuerzas vanas, Que solo el nombre tienen de Romanas.

Quedó revuelta la gente en la plazoleta, rodaron las mesas, enarboláronse varas y garrotes, poniéndose cada uno en guardia contra el vecino, por lo que pudiera ocurrir; y mientras tanto, el causante de toda la zambra, Batiste, permanecía inmóvil, con los brazos caídos, empuñando todavía el taburete con manchas de sangre, asustado de lo que acababa de hacer.

Yo he visto recientemente un toro que, a los dos minutos, se dio cuenta de que todo en la plaza estaba organizado en contra suya y adoptó una actitud que pudiéramos llamar de cuernos caídos. Los toreros corrían detrás de él enseñándole unas telas vistosas y llamándole con sus voces más dulces; pero todo era en vano. A veces, el toro se paraba un instante y parecía que iba a dejarse conquistar.

El padre, siempre silencioso é impasible, recibía las visitas, estrechaba manos, agradecía con movimientos de cabeza los ofrecimientos y las frases de consuelo. Al cerrar la noche no quedaba nadie. La barraca estaba obscura, silenciosa. Por la puerta abierta y lóbrega llegaba como un lejano susurro la respiración cansada de la familia, todos caídos, como muertos de la batalla con el dolor.

La cofradía siguió su marcha triunfal, dejando rezagados en todas las tabernas y caídos en todas las calles. El sol, al salir, la sorprendió muy lejos de la parroquia, en el extremo opuesto de Sevilla, haciendo centellear con sus primeros rayos la armadura de joyas de la imagen y alumbrando los rostros lívidos de la escolta popular y de los «nazarenos», que se habían despojado del antifaz.

Palabra del Dia

hociquea

Otros Mirando