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Actualizado: 25 de junio de 2025


Si te hirió un proyectil, a tu caída, rayó el alba entre negras tempestades; ¡cada gota de sangre de tu herida fué semilla de nuestras libertades! Con tus lanzas tomaste nuestras villas, venciste al César con su plan de engaños; hizo tu talibóng su trono, astillas, ¡Rompió su cetro de trescientos años! Nos salvó tu estrategia. ¡Cuántas muertes evitaron por nuestras legiones!

El refuerzo llegó, sin embargo, tarde y ya hemos visto cómo la caída del duque de Aosta destruyó en París las cuentas galanas que no sin probable fundamento tiraba Jacobo.

Esta cuestión capital me trabajaba la mente, pero sin determinar en ella la más leve decisión precisa que se pareciese ni a la honradez, ni al proyecto formal de cometer una infamia. Lo único acerca de lo cual no tenía duda y sin embargo permanecía indeciso, era que una caída mataría a Magdalena y que estaba fuera de toda posible discusión, el que yo no le sobreviviría ni una hora.

Llegó el médico a toda prisa, llamado poco antes, y al saber la caída de por la mañana y después de reconocerle, hizo un siniestro pronóstico: aquello era un ataque cerebral, efecto de la caída, y si volvía en del primero, no tardaría en sucumbir al segundo. Las damas, muy sobrecogidas, no se atrevían a salir del cuarto y mucho menos a ver al enfermo.

Si una piedra caída, si un árbol derribado, si un haz de cañas turba la regularidad del lecho, inmediatamente la tranquila corriente del fondo del arroyo depositará un pequeño banco de arena delante del dique, que más tarde es probable se convierta en islote.

Por fin el sol se hundió tras el negro palmar del arroyo, y en la calma de la noche plateada, los perros se estacionaron alrededor del rancho, en cuyo piso alto míster Jones recomenzaba su velada de whisky. A media noche oyeron sus pasos, luego la doble caída de las botas en el piso de tablas, y la luz se apagó.

Sólo tuvieron una hija; y cuando ésta iba á cumplir ocho años, Arturo Macdonald murió á consecuencia de una caída del caballo. La viuda, con su pequeña Alicia, se trasladó á Europa para vivir en Londres, cerca de su cuñado sir Edwin, miembro entonces del Parlamento, y admirado por la mejicana como uno de los directores del mundo.

Con gran lucimiento hemos celebrado la boda aquí y en Mâcón. Martes, 9 de marzo 1819, en Saint-Amour en el Franco Condado. Al salir de Chambery el jueves, día 4, he realizado mi proyecto de atravesar el monte Chat para venir aquí, en donde me encuentro desde el viernes, día 6, a la caída de la tarde: ha sido una larga jornada por aquellos espantosos caminos y ásperas pendientes.

Si entre los fantásticos vapores de la bruma, y a la caída de la tarde, dirigimos la mirada sobre este castillo, lo vemos desaparecer entre las sombras. Entonces únicamente queda una montaña negruzca y un barranco amarillento. Una ruina sobre el monte o una vela sobre el mar, forman y completan un paisaje.

Y sobre ese plan, la maestra universal de cultura religiosa para las poblaciones semibárbaras de la Europa, a la caída del imperio romano, cegando todas las fuentes de nuevo pensamiento y los manantiales del antiguo, negándose a aprender nada en la ciega convicción de saberlo todo, confinada en el aislamiento intelectual de su propia doctrina, estancó en el culto de los muertos la cultura europea, y al influjo persistente del remanente de ignorancia y de barbarie correspondiente a la ausencia de las demás formas de cultura que ella misma había impedido, llevando en el pecado la penitencia, llegó a ser el más bárbaro de los poderes de Europa.

Palabra del Dia

rigoleto

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