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Actualizado: 28 de octubre de 2025


Fernanda, recostada sobre la balaustrada, oyó de pie el himno, y, cuando éste terminó, se dejó caer negligentemente sobre su silla y abrió su enorme abanico de plumas blancas, con un ademán lleno de innata voluptuosidad. ¡Qué contraste formaba aquella delicada criatura con mi tía Medea! Una era la distinción personificada; la envolvía, la perfumaba un vapor de elegancia y de buen tono.

Allá, a la hora del crepúsculo, cuando las nieblas descienden al fondo de los valles y el céfiro pliega sus alas sobre las flores, Manolo suele pegar un tremendo empujón a su amigo Grabiel que le hace caer sobre el grupo de criadas, las cuales reciben el golpe como una manifestación de respeto y galantería. A partir del empujón, entre reclutas y criadas se establece una amistad inalterable.

Al caer la tarde, Gabriel se despidió de su discípulo: le estaba esperando el compañero en el claustro bajo para encerrarse en el templo. Tal vez no nos veamos más dijo el curita con tristeza . Usted acabará sus días aquí, en la casa de un Dios en quien no cree.

El aya dió un salto hacia atrás dando un grito, y Mathys salió de la pieza echándose a reír. La viuda se dejó caer en una silla y se puso a llorar de vergüenza y de dolor. De cuando en cuando alzaba los ojos al cielo. No le dejaron tiempo, sin embargo, de aliviar el corazón.

Un grato escalofrío hizo temblar su espalda: estremecimiento de frescura por el viento que levantaba el buque en su marcha y que corría sobre su piel, hinchando la tela del suelto kimono; estremecimiento de miedo al verse suspendida en el vacío y la noche, bastándole un leve movimiento de retroceso para caer en el mar. Ojeda la sostuvo, agarrando sus piernas.

Quedó Jaime inmóvil, sintiendo en la espalda y en el pecho los trapos amontonados por las dos mujeres en su horror a la sangre. El optimismo que le había animado al doblarse sus piernas y caer junto a la torre volvió a reaparecer. Seguramente, aquello no era nada: una herida insignificante; sentíase mejor.

El NO. sopla con una fuerza como para descornar a un buey dijo una voz ruda. El desollador dejó caer su hacha, e Ivona se arregló la cabeza lanzando sobre su marido una mirada en la que aun brillaba la cólera. ¿Quién puede venir a esta hora a importunarnos? dijo el hombre; después se subió hasta una estrecha ventana, y miró. Got callet deusan Armoriq. Era un hombre duro de la Armórica.

34 Y en su caer serán ayudados de pequeño socorro; y muchos se juntarán a ellos con lisonjas. 38 Mas honrará en su lugar al dios Mauzim, dios que sus padres no conocieron; lo honrará con oro, y plata, y piedras preciosas, y con cosas de gran precio. 42 Extenderá su mano a las tierras, y la tierra de Egipto no escapará.

Tendrá detrás de él el trabajo y la riqueza, que crean los ejércitos; la fuerza democrática, que es la fuerza de la opinión. Ve claramente Miguel el poder irresistible de esta fuerza. Alemania, á pesar de sus continuos triunfos militares en los primeros años de la guerra, ha acabado por caer vencida. Tenía en contra suya la opinión.

Pues entonces, voy a decirle algo más: entre estas cartas, en las cuales casi se le acusa de traición, hay una de un amigo que lo conjura a no caer nuevamente en una debilidad que parece serle habitual: la de dejarse seducir por las mujeres, de dedicar una parte demasiado grande de su tiempo, a la galantería... Ese amigo que lo escribe como si ya supiera que en realidad una nueva aventura con otra mujer lo distrae del cumplimiento de su deber para con sus compañeros... ¿Por qué evita usted ahora mis miradas?

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