Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 31 de mayo de 2025
Era una especie de collar formado por diferentes dijes de oro representando idolillos entre escarabajos verdes y azules, y en medio una cabeza de buitre, hecha de una piedra de un jaspe raro, entre dos alas estendidas, símbolo y adorno de las reinas egipcias. Sinang al verlo arrugó la nariz é hizo una mueca de infantil desprecio, y Cpn.
Clara siguió, sin embargo, la dirección que el sereno le había indicado: distinguió delante de sí la cuesta escarpada de los Ciegos, y pensó que era imposible trepar por allí, intentólo á pesar de todo, tropezando con montones de escombros y ruinas: las casas se veían arriba suspendidas, al parecer, como nido de buitre en lo alto de la eminencia.
El viejo Yurrumendi, un extraño inventor de fantasías, le dijo a Zelayeta que aquella cueva era un antro donde se guarecía una gran serpiente con alas, la Egan suguia. Esta serpiente tenía garras de tigre, alas de buitre y cara de vieja. Andaba de noche haciendo fechorías, sorbiendo la sangre de los niños, y su aliento era tan deletéreo que envenenaba.
Pensó con desagrado en la visita de Muñoz. ¿Acaso le había atraído a su casa un mal instinto, como atrae al buitre el olor de la presa? Miró con gesto sombrío el marquito de plata vacío, y ahora el robo del retrato le irritó. Inútilmente procuraba rehacer en la memoria la frase que se le había ocurrido en el momento de irse Muñoz. Y sintió que se le metía en el alma la flaqueza de los celos.
En efecto, en efecto, más vale pájaro en mano que buitre volando. -Todavía -respondió don Quijote-, si tú, Sancho, me dejaras acometer, como yo quería, te hubieran cabido en despojos, por lo menos, la corona de oro de la Emperatriz y las pintadas alas de Cupido, que yo se las quitara al redropelo y te las pusiera en las manos.
Servían los pericos y las pajaritas tan bien y con tanta precisión como los soldados que maniobran en una parada á la orden de su General. Los platos eran exquisitos, y todos crudos ó fiambres. Si la comida no disgustó á Migajas al comenzar, pronto empezó á producirle cierto empacho, aun antes de haber tragado como un buitre.
Era don Cayetano un viejecillo de setenta y seis años, vivaracho, alegre, flaco, seco, de color de cuero viejo, arrugado como un pergamino al fuego, y el conjunto de su personilla recordaba, sin que se supiera a punto fijo por qué, la silueta de un buitre de tamaño natural; aunque, según otros, más se parecía a una urraca, o a un tordo encogido y despeluznado.
Sancho respondió que hiciese su gusto, pero que él quisiera concluir con brevedad aquel negocio a sangre caliente y cuando estaba picado el molino, porque en la tardanza suele estar muchas veces el peligro; y a Dios rogando y con el mazo dando, y que más valía un "toma" que dos "te daré", y el pájaro en la mano que el buitre volando.
Diciendo y haciendo, había cogido María las orejas a Momo, ya se las tiraba de manera de arrancárselas. Fue la suerte de María, que al primer berrido que dio Momo, con toda la fuerza de sus anchos pulmones, se le atravesó un bocado de pan y sardina, lo que le ocasionó tal golpe de tos, que ella, ligera como buena gaviota, pudo escaparse del buitre.
Se celebró la boda fríamente y sin viaje de novios, y comenzaron las catástrofes. La marquesa, como si sólo aguardara a tener por yerno, a don Mauricio Ibáñez, se murió a los pocos días de ser su suegra. Entonces cayó el banquero sobre el caudal hereditario con ansias de buitre en ayunas, y vio y palpó que sólo quedaban ruinas de lo que él había soñado filón inagotable de onzas acuñadas.
Palabra del Dia
Otros Mirando