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Actualizado: 11 de octubre de 2025
Los bilbaínos se dijeron: «Hagamos con nuestros propios recursos un ferrocarril que nos ponga en comunicacion con Madrid y Burdeos, ligándolo al que debe pasar por Irun y Búrgos.» La suscricion quedó abierta inmediatamente, y en una semana los vecinos de Bilbao llenaron la suma de 3,500,000 pesos presupuesta. ¡Y Bilbao cuenta apénas 16,200 habitantes!
El doctor cortó la conversación recordando su viaje á Bilbao, y salió de la cantina después de hacer varias recomendaciones para la curación de Tocino. La mujer y el hijo sonreían servilmente, pero con una expresión hostil en la mirada, gravemente ofendidos por la franqueza del doctor.
Aquellas buenas señoras, aunque se trasladasen á Bilbao ó fueran á vivir al otro extremo del mundo, no querían otro médico que el doctor Aresti, obligándolo á ir de un lado á otro como un comisionista de la salud. ¡Maldito carácter que no le permitía negarse á nada!
Y las señoras de Gallarta, las esposas de los contratistas, antiguas aldeanas que se aburrían en sus flamantes chalets construidos en las afueras del pueblo, sentían enfermedades nunca sospechadas en tiempos anteriores, sólo por el gusto de hablar con el doctor, que á más de su ciencia llevaba con él algo de la grandeza de Sánchez Morueta y de las altas clases de Bilbao hasta las cuales soñaban con llegar algún día.
Y Aresti, al decir estos motes, remedaba el tono de desprecio con que había oído á algunos como Goicochea, designar á los soldados españoles, llamados ches en Bilbao, por ser valencianos muchos de los que componían la guarnición durante el sitio. Se hará sin guerra. Es asunto de tiempo don Luis: de tiempo y de buena dirección. Poco á poco se hace camino.
El Neblí besó por primera vez las saladas aguas, en las que acarician las playas de California. En uno de sus viajes dió fondo en las revueltas ondas de Bilbao, en donde fué comprado por una casa española, la cual desde aquel momento lo dedicó á la carrera de Filipinas. Barco alguno ha rendido viajes tan rápidos como el Neblí.
Doña Cristina dió al chauffeur la orden de llegar pronto á Bilbao y el vehículo salió á toda velocidad por entre los tranvías y carruajes que llevaban la gente á Las Arenas. La señora de Sánchez Morueta pensaba en la importancia de la reunión.
Mary, casi niña; yo, casi viejo, y teniendo que ausentarme continuamente. Mis amores comenzaban mal. De la Compañía de vapores de Bilbao a Liverpool, pasé a otra de tras-atlánticos de la línea de Burdeos a Buenos Aires. El corto tiempo que tenía licencia lo aprovechaba para llegar a Lúzaro y ver a mi madre y a Mary. Mary iba acomodándose a la vida sedentaria, y comenzaba a trabajar de modista.
Luis de Torres, judio converso, intérprete. Domingo de Lequeitio. Lope, calafate. Jacome el Rico, Genovés. Pedro Terreros, maestresala. Rodrigo de Jerez, de Ayamonte. Ruiz García, de Santoña. Rodrigo de Escóbar. Francisco de Huelva. Rui Fernández de Huelva. Pedro de Soria. Pedro de Bilbao, de Larrabezua. Pedro de Villa, del Puerto. Diego de Salcedo, criado de Colón. Pedro de Acevedo, paje.
A las dos de la tarde se vió Aresti de nuevo en el coche, camino de Las Arenas con su primo y el capitán Iriondo. Goicochea, invitado también á la comida de familia, había salido antes en el tranvía. Tú no descansas decía el médico á su primo, ¡todos los días Las Arenas á Bilbao! Todos los días.
Palabra del Dia
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