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Actualizado: 2 de junio de 2025
Apenas oyó esto Sancho Panza, cuando encaminó el rucio a la ermita, y lo mismo hicieron don Quijote y el primo; pero la mala suerte de Sancho parece que ordenó que el ermitaño no estuviese en casa; que así se lo dijo una sotaermitaño que en la ermita hallaron. Pidiéronle de lo caro; respondió que su señor no lo tenía, pero que si querían agua barata, que se la daría de muy buena gana.
La mesa, muy buena y barata en Interlaken, estaba espléndidamente servida, en el hotel de los Alpes, donde nos habíamos hospedado, y mas de 150 personas teníamos asiento allí. Se hablaba en todos los idiomas y aun en dialectos, pero el inglés y el frances estaban en enorme mayoría. Los Ingleses sobre todo tienen particular predileccion por Interlaken.
Necesitaba comprar algo, poca cosa... Pero con el tiempo..., cuando ella saliera de su destierro social, ¡qué gusto ir de tienda en tienda, mirar todo, escoger, esto tomo, esto dejo, pagar, mandar llevar a casa el objeto comprado, volver al día siguiente...! Entró en una tienda de paraguas a comprar una sombrilla. ¡Le pareció tan barata!... Todo era barato.
Sólo sí empieza a notarse que, pasados algunos días, los compradores escasean, y en vano se les ofrecen pañuelos de espumilla bordados por cuatro reales; nadie compra. ¿Qué ha sucedido? ¿Remordimientos de la plebe? Nada de eso. Se ha agotado el dinero circulante; las contribuciones por una parte, el secuestro por la otra, la venta barata, han reunido el último medio que circulaba en la provincia.
A las once, otra visita, Don Antonio Cuadros y su mujer, con la ropa de las grandes solemnidades. Teresa, con vestido negro de seda, grueso y crujiente, sólido aderezo con más oro que piedras, mantilla de blonda y los dedos cargados, como siempre, de sortijería barata.
Tenía mi casa muy bien aderezada, porque había dado para tener tapicería barata en un arbitrio del diablo, y fue de comprar reposteros de tabernas, y colgarlos. Costáronme veinte y cinco o treinta reales y eran más para ver que cuantos tiene el Rey, pues por estos se veía de puro rotos y por esotros no se verá nada.
A reforzarlos se aplicó con el pensamiento, hasta que el coche se detuvo delante de la verja de un hotelito de construcción barata, con muchos adornos de yeso y madera que le hacían semejar a las obras de confitería. Apresuróse el portero a abrirle con acatamiento. Salvó en tres pasos el diminuto jardín. Al subir las pocas escaleras del piso bajo salió a la puerta una criada joven.
La moda no era lucir constantemente aderezos de rica pedrería, sino flores; y tal moda no podía ser más barata para padres y maridos, que con medio real de plata salían de compromisos, y aun sacaban alma del purgatorio.
Después de vagar pidiendo, por no perder la costumbre, fueron a la calle de San Carlos, y subió Benina a ver a Juliana, que allí le tenía su ropa, y se la dio en un lío, diciéndole que mientras gestionaban para que fuese recogida en la Misericordia, se albergara en cualquier casa barata, con o sin el hombre, aunque mejor le estaba, para su decoro, dejarse de compañía y tratos tan indecentes.
Todos eran escépticos en materia de moral doméstica, no creían en virtud de mujer nacida salvo D. Frutos, que conservaba frescas sus creencias , y despreciaban el amor consagrándose con toda el alma, o mejor, con todo el cuerpo, a los amoríos; creían que un hombre de mundo no puede vivir sin querida, y todos la tenían, más o menos barata; las cómicas eran la carnaza que preferían para tragar el anzuelo de la lujuria rebozado con la vanidad de imitar costumbres corrompidas de pueblos grandes.
Palabra del Dia
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