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No pretendo aventajaros como tirador, repuso Yonson, pues conozco vuestra fama; pero quería demostrar que con el arco es posible hacer lo que no hubierais podido realizar con vuestra ballesta en igual tiempo, dado el que necesitáis para armarla y disparar por segunda vez. Cierto es ello, pero ahora me toca á enseñaros una ventaja de la ballesta sobre el arco.

Poco antes de llegar á Sorel se detuvieron en Dalton, pueblecillo de la costa, donde notó Roger la presencia de una pequeña galera recienllegada, á juzgar por el número de botes y lanchas que la rodeaban para conducir á tierra su cargamento. Á un tiro de ballesta del pueblo había un pequeño edificio, entre mesón y taberna, hacia el cual se dirigieron los dos viajeros.

Adelántate, Roger, y al dueño de esa hostería ó taberna ó lo que sea que prepare alojamiento para un caballero inglés y sus servidores. Picó Roger espuelas á su caballo y llegó á la puerta de la casa, dejando á sus compañeros á un tiro de ballesta. No viendo alma viviente, empujó la entornada puerta, entró en el zaguán y llamó á gritos al mesonero.

Habíalos estado escuchando muy atentamente, apoyado en su ballesta, un robusto flamenco de penetrante mirada y atezado rostro, cuyo traje y porte revelaban á un oficial subalterno de las tropas del Brabante.

Llegando el autor desta grande historia a contar lo que en este capítulo cuenta, dice que quisiera pasarle en silencio, temeroso de que no había de ser creído, porque las locuras de don Quijote llegaron aquí al término y raya de las mayores que pueden imaginarse, y aun pasaron dos tiros de ballesta más allá de las mayores.

Estaba en el primero cartapacio, pintada muy al natural, la batalla de don Quijote con el vizcaíno, puestos en la mesma postura que la historia cuenta, levantadas las espadas, el uno cubierto de su rodela, el otro de la almohada, y la mula del vizcaíno tan al vivo, que estaba mostrando ser de alquiler a tiro de ballesta.

¡Que todavía das, Sancho -dijo don Quijote-, en decir, en pensar, en creer y en porfiar que mi señora Dulcinea ahechaba trigo, siendo eso un menester y ejercicio que va desviado de todo lo que hacen y deben hacer las personas principales que están constituidas y guardadas para otros ejercicios y entretenimientos, que muestran a tiro de ballesta su principalidad...! Mal se te acuerdan a ti, ¡oh Sancho!, aquellos versos de nuestro poeta donde nos pinta las labores que hacían allá en sus moradas de cristal aquellas cuatro ninfas que del Tajo amado sacaron las cabezas, y se sentaron a labrar en el prado verde aquellas ricas telas que allí el ingenioso poeta nos describe, que todas eran de oro, sirgo y perlas contestas y tejidas.

Allende el seto vive un pariente de mi mujer, pero la suya es lo más mordaz y maldiciente que conozco y como mi aventura llegase á oidos de aquella bruja no me atrevería á asomar la cara fuera de mi casa en un mes. Pero si vos quisierais, mi buen señor, podríais hacerme una grandísima merced con sólo desviaros de vuestro camino cosa de dos tiros de ballesta y....

Allí lavaba las pocas camisas que el tenia, y le guisaba la comida; el decia que era yo muy bonita, y tambien he de confesar que era muy lindo mozo, y que tenia la carne suave y blanca, pero poco entendimiento, y ménos filosofía: y á tiro de ballesta se echaba de ver que no le habia educado el doctor Panglós.

Tragomer sacó un martillo y una pequeña lima de acero montada sobre una ballesta. Cristián no pudo menos de sonreir. ¡Herramienta de ladrón! Estaba ya manejando la lima con destreza y la limadura de hierro caía en polvo sin producir el menor ruido. Al cabo de un cuarto de hora la anilla del brazo estaba limada hasta la mitad de su espesor. Entonces, un golpe seco con el martillo la hizo quebrarse.