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Actualizado: 28 de junio de 2025


En las calles bañadas de sol o bajo los caparazones de los techos agitábase el humano hormiguero, impulsado por necesidades e ideas del momento que consideraba importantísimas. Todos creían con el más cándido y vanidoso de los egoísmos que una voluntad superior y omnipotente vigilaba y dirigía sus idas y venidas, iguales a las de los infusorios en una gota de agua.

Desde las costas de Andalucía hasta las vertientes de los Pirineos; desde las riberas de Cataluña, bañadas por el Mediterráneo, hasta el Océano occidental, asistían los españoles al teatro, celebrándolo con su inteligencia perspicaz y magnánimo corazón, porque veían en él á mismos con perfección más ideal y más vivamente personificados, y porque, revestidas de imágenes atrevidas, admiraban las hazañas de sus antepasados y los sucesos más notables de su historia, y porque la realidad presente, como un espléndido panorama, se desenvolvía ante ellos en toda su inmensa extensión.

Esta superficie se compone, al este y al norte, de vastas llanuras bañadas por innumerables rios navegables, todos ellos tributarios del rio Madeira, y por consiguiente del rio de las Amazonas; y al oeste ó al sudoeste por las montañas de la vertiente oriental de las Cordilleras, montañas, que se ven siempre revestidas de la vegetacion mas prodigiosa del mundo.

Separada de Europa por la muralla que forman los montes Pirineos, y bañadas sus costas por dos mares que la aislan de las demás naciones, no se parece á ninguna otra ni por la formación geológica de su suelo, ni por sus elevadas llanuras, ni por sus montañas y valles, que le prestan un colorido especial.

Todos bajaron a la estiba con el corazón angustiado y las frentes bañadas en frío sudor. Escapados a los dientes de los antropófagos, y cuando ya se creían en salvo, veían que les amenazaba el peligro de ser tragados por los abismos del golfo de Carpentaria, precisamente cuando comenzaba una tempestad espantosa. Al llegar al pie de la escala se detuvieron.

¿Por qué no sigues cantando? Porque no tengo ganas. ¿Soy yo quien te las quito? Quizá. Hubo una pausa. Plutón dijo avanzando un paso hacia ella: Pues más que las rosquillas de Santa Clara bañadas de azúcar, más que el vino de Rueda y el aguardiente de sobre-mar me gusta oirte á ti... ¡Canta, Demetria! Te digo que no tengo gana... ¡No te acerques! Y retrocedió algunos pasos asustada.

Jacinto separó las manos y alzó los ojos también sonriente; pero sus mejillas estaban bañadas de lágrimas. Entonces la sonrisa de Flora se apagó. ¡Cómo! ¿Lloras, rapaz?... ¿Y por qué? No lo , Flora respondió dulcemente el mozo de Fresnedo. Flora quedó un instante pensativa y replicó colérica: ¡Pues yo si lo !

La riqueza vegetal de aquellas costas, bañadas por un sol de fuego que hace fomentar los infinitos detritus de los bosques, la abundancia de frutas tropicales, a las que el estómago del hombre de Occidente no está habituado, los cambios rápidos de la temperatura, la falta forzosa de precaución, la sed inextinguible que origina transpiración de la que aquel que vive en regiones templadas no tiene idea, la imprudencia natural al extranjero, son otros tantos elementos de probabilidad de caer bajo las terribles fiebres palúdicas de las orillas del Magdalena.

Sólo te quiero decir que, envidioso el cielo de tanto bien como la ventura me había puesto en las manos, o quizá, y esto es lo más cierto, que, como tengo dicho, es encantado este castillo, al tiempo que yo estaba con ella en dulcísimos y amorosísimos coloquios, sin que yo la viese ni supiese por dónde venía, vino una mano pegada a algún brazo de algún descomunal gigante y asentóme una puñada en las quijadas, tal, que las tengo todas bañadas en sangre; y después me molió de tal suerte que estoy peor que ayer cuando los gallegos, que, por demasías de Rocinante, nos hicieron el agravio que sabes.

Pero continuaba inmóvil, sin expresión, sin voz, los labios cerrados, los ojos fijos en los míos, las mejillas bañadas de llanto, sublime de angustia, de pena y de firmeza. ¡Magdalena gemí cayendo a sus pies, Magdalena, perdóneme usted!...

Palabra del Dia

irrascible

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