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Actualizado: 6 de octubre de 2025


De Constanza pasaron a Suiza, y después a Italia. Un año anduvieron juntos, contemplando paisajes, viendo museos, visitando ruinas, cuyas sinuosidades y escondrijos aprovechaba Jaime para besar la nacarada piel de Mary, gozándose en sus auroras de rubor y en el gesto de enfado con que protestaba: «¡Shocking!...» La acompañanta, insensible como una maleta a las novedades del viaje, seguía la confección de un gabán de punto de Irlanda empezado en Alemania, seguido a través de los Alpes, a lo largo de los Apeninos y a la vista del Vesubio y del Etna.

El monte de Santa Rosa. La atalaya. El reloj de Agaña. Faro original. Vida en Marianas. Casas, huertas, cultivos, ríos. Vegetación de Oriente. El árbol del pan, y el dug-dug. Cageles. La isla de Pagan. Riqueza perdida. Desconocimiento del país. Reputaciones usurpadas. En tierra de ciegos.. Hormigas coloradas y ratas. Los caballos y las auroras.

Te andan dentro de ellos todas las auroras de la gloria celestial y todas las llamas del Infierno... Quiéreme, aunque no me lo merezco. ¡Me muero por ti! Si no me quieres, te irás al Infierno... para que lo sepas; te irás conmigo... te llevaré yo, arrastrándote por estas barbas.

Esto me decían en Marianas; en cambio en Manila se cree todo lo contrario, no solamente respecto á la adquisición de esos bonitos ejemplares de la conchología, llamados en el lenguaje vulgar por su color rosado, auroras sino que también refiriéndose á un sinnúmero de costumbres, cosas y objetos que luego resultan completamente inexactas. Reducción de vecindario en las Marianas. Islas habitadas.

Rebosa en ellas un prurito particular de hacer comparaciones y evocar imágenes, y las auroras y los crepúsculos, las perlas y los diamantes, los rayos y los relámpagos, menudean sin cesar; ya es un jardín un mar de flores; ya el mar un jardín de espuma; el mar alborotado se compara al Nembrod de los vientos, que acumula montañas y ciudades sobre ciudades, y á una espada desenvainada se llama cometa errante, que atraviesa las esferas del aire.

Ante los obstáculos se duplicaba; ante los imposibles, no cedía. Enérgico, rápido, tenaz. Si nublado, se alzaba; si torrente, se sumergía. Para él era pira la existencia, átomo el universo, minutos las edades. Limpiaba, talaba, esclarecía. Hacía surgir proclamas de los muertos, lanzas de las tumbas, auroras de los antros, escuadrones de las piedras.

A nuestra salida para Marianas, gran número de amigos y algunos que no lo son, pues en eso de encargar no hay peligro, por más que uno se reserve la filosofía del pitarás del cuento, me pidieron les trajera caballos y auroras; llegue á Guajan, y francamente, creía que los caballos andarían precio de ramal y las auroras á coste de paseo, pero ... ¡que si quieres! en toda la isla había solamente dos caballos de los que pedían, y estos traídos á alto precio de América; en cuanto á auroras me dijeron que si esperaba al mes de Julio, es posible, aunque no respondían, que por unos doscientos pesos se podría comprar algún par.

La desdicha y el infortunio nos habían juntado, y serían siempre nuestros compañeros...» «A veces me sentía dichoso, feliz; aleteaban en mi alma las mariposillas de la ilusión; me sonreía la esperanza, y soñaba con auroras primaverales y venturosos días. Y ¿qué era todo eso? Delirios, fantasías, locuras de muchacho que no sabe nada de la vida. ¡Ah!

Corre, corre a lo lejos, ¡oh corcel de mis versos! y en los aires restallen tus indómitas crines, que allí hay flores más regias y celajes más tersos, y a tus nuevos escapes más abiertos confines... ¡Va el corcel de mis versos! Y azotando sus ancas con la tralla flamígera de mi audaz fantasía, llego, al fin, a unas tierras ideales y blancas; llego, y beso entre auroras a la musa del día...

No hubo rincón en el mundo en que no ondearas, Izada por la gloria de una hazaña; No hubo ciudad ni yermo en que no hablaras, Con tu oro y con tu púrpura, de España. Y siempre en lo alto del ideal que enfloras, Y del amor divino que sustentas, Te besaron sonriendo las auroras, Y te escupieron su ira las tormentas.

Palabra del Dia

aprietes

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