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Actualizado: 20 de julio de 2025


Las consecuencias de todo esto son atrasos y perjuicios en la pronta administracion de justicia, el mayor desórden en las oficinas de la audiencia, la falta de libros de asientos, rejistros, estados y relaciones que las leyes previenen; y por último, que para estender una providencia ú oficio, es preciso que lo haga siempre un ministro que se tome este trabajo.

La Ozores contestó: «Que ella no podía disponer de la mano de su sobrina, aunque la joven consintiera, sin consultar, sin tomar la venia de la nobleza, de la clase». Los señores del margen, los de la Audiencia, eran la segunda aristocracia en Vetusta, aunque no figuraban tanto como en otros días. La justicia era respetada con un terror supersticioso heredado de muchos siglos.

Diga, señor, ¿es esto justo?... Si entro en una fonda, me ponen en la puerta apenas me conocen; en la calle todos rehuyen mi contacto, y hasta en la Audiencia me tiran el sueldo a los pies, como si yo no fuese un funcionario lo mismo que ellos, como si mi dinero no figurase en el presupuesto... ¡Todos contra !

Pero como ya sabe usted que todas estas cosas de justicia se llevan con tanta formalidad... Luego en la audiencia no dejan pasar una rata; todo ha de ser a punta de lanza... En fin, me veo en la necesidad de detener a usted... Supongo que será por muy poco tiempo... una pura formalidad; pero hay que cumplirla... No he querido mandar al alguacil ¿sabe usted? por no asustarle, porque la cosa no merece la pena.

De otros antiguos relojes de Sevilla he de recordar también el de la Audiencia, el del Oratorio de San Felipe Neri, el del convento de los Remedios, el de los Jerónimos, que ya no existen, el de La Cartuja y el de San Agustín, que se estrenó en 27 de Junio de 1749.

Al fin de la audiencia dixo á Zadig: ¿Con que no ha llegado esa piedra todavía? Respondió el hebreo soltando la risa: Aquí se estaria vuestra grandeza hasta mañana, esperando la piedra, porque está mas de seis millas de aquí, y son necesarios quince hombres para menearla.

Javoques, el representante de mejor carácter entre todos aquellos procónsules, fue quien sirvió a mi madre tan bien como las circunstancias y su deber le permitieron, y quien la recibió en audiencia escuchando con respeto y atención cuanto le expuso.

Así duró la cosa mucho tiempo, y al cabo de años, deseando cortar aquel escándalo, que en la ciudad era público por la calidad del héroe, los alcaldes del Crimen de la Audiencia intervinieron en el asunto, desterrando de la ciudad á doña Dorotea, que á poco volvió tranquilamente á seguir la antigua vida, pues la influencia de Melgarejo era grande y su carácter pesaba mucho en autoridades y personas.

Un pariente, un tío.... Su padre, D. Pedro Reyes, procurador de la Audiencia, con mala suerte y poca habilidad, no hablaba apenas de las antiguas grandezas, más o menos exageradas por su esposa, de la familia de los Reyes; era un hombre sencillo, triste, trabajador, pero sin ambición; de una honradez sin tacha, que se había puesto a prueba cien veces, pero sin lucimiento, por lo modesto que era el D. Pedro hasta para ser heroicamente incorruptible.

Virrey y Hoidores de la Rl. Audiencia, siendo así que en su sentencia el Tribunal S.to intercedía para los dichos Jueces seglares orasen con el susodicho de clemencia y misericordia, y hauiendo estado el dicho judaizante asistido y perennemente y ladeado de personas doctas religiosas, que con su doctrina y zelo católico procurauan con toda solicitud se redugiesse a la verdadera ley evangélica de Jesu Cristo.

Palabra del Dia

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