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Actualizado: 14 de mayo de 2025


Cada palabra de Guillermina fue como un guijarro. En aquel momento, cogido el pañuelo por las dos puntas hacía con él una soga. No se puede saber si fueron espontaneidad aturdida o bien reflexión deliberada estas palabras suyas: «Es que yo soy muy mala; no sabe usted lo mala que soy».

La aturdida no ha pensado que Celestina va a tomar todo esto en serio y acaso a intentar con el cura el paso aconsejado... En fin, ya veremos. Reanudé mi narración de las solteronas para explicar el «inocente» de Celestina, y aquello fue un concierto de risas. Francisca por poco se ahoga con una castaña en dulce y Petra se atragantó completamente al beber el último sorbo de .

El arte vive, y vive tan sólo de mismo en nuestra sociedad indiferente, aturdida, ávida siempre de sensaciones y embotada para los sentimientos. Nada puede el arte esperar de ella: ella, por el contrario, debe esperarlo todo de él.

¿Cuál?... A ver, D. Francisquito. Pues se me ha ocurrido... no es idea de ahora, que la tengo hace tiempo.... Se me ha ocurrido que si la Isidora conserva los papales de su herencia y sucesión de la casa de Aransis, hemos de intentar sacar eso....» Isidora le miró entre aturdida y asombrada «¿Otra vez esofué lo único que dijo.

Usted bien lo sabe, pero no quiere decirlo. ¿No es verdad que una niña bien educada no haría lo que yo hice esta noche?... ¡ Si lo supiesen mis primas, que están deseando siempre cogerme en alguna falta!... Pero no piense V..., por Dios, que lo he hecho con mala intención... Yo soy muy aturdida... todo el mundo lo dice... pero también dicen que tengo buen fondo.

Tónica mostrábase aturdida por la declaración. La presentía desde mucho tiempo antes, pero habla llegado a dudar de ella en vista de la timidez de aquel niño grande.

Pasaba esto mientras seguía leyendo; aún estaba aturdida, casi espantada por aquella voz que oyera dentro de , cuando llegó al pasaje en donde el santo refiere que paseándose él también por un jardín oyó una voz que le decía «Tole, lege» y que corrió al texto sagrado y leyó un versículo de la Biblia.... Ana gritó, sintió un temblor por toda la piel de su cuerpo y en la raíz de los cabellos como un soplo que los erizó y los dejó erizados muchos segundos.

¿Era que la noche antes, sobrecogida, aturdida del golpe, por llamar así su casamiento conmigo, la intensidad del dolor había comprimido sus lágrimas, anegado sus sollozos? Era indudable que Amparo se rendía a su dolor. Era indudable que Amparo sufría una desgracia inmensa. Y leía y releía aquellos papeles. ¡Cartas sin duda del hombre a quien amaba!

Aquellas campanadas fijaron en la cabeza aturdida de Quintanar la triste realidad.... «Le habían adelantado el reloj. ¿Quién? Petra, sin duda Petra. Había sido una venganza. ¡Oh! una venganza bien cumplida. Ahora le parecía absurdo haber tomado la poca luz del alba por día nublado.

Salió a la calle aturdida, quebrantada. Tuvo que arrimarse a la pared de la casa para no caer. Los horrores y monstruosidades que le había vomitado el ama del excusador seguían sonándole como martillazos en los oídos. Hubo un instante en que creyó perder el sentido; pero del fondo de su ser salió un grito rabioso, un grito de venganza que le mandó tenerse firme.

Palabra del Dia

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