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Actualizado: 8 de junio de 2025


El atleta no quiso desempeñar el indigno papel de cachetero que en aquella repugnante contienda doméstica se le designaba, y todo quedó en tal estado. Después riñó D. Felicísimo con Doña María del Sagrario, con la criada, con Tablas, y a todos les mandó que se fuesen a la calle y le dejaran solo, pues para vivir entre espías o traidores, prefería estar solo con el leal y desinteresado gato.

Paco Ramírez era un hombre de cierta ilustración y de claro entendimiento; pero le tenía aún más sano que claro; le tenía tan sano como su cuerpo, que era el de un atleta.

Y sus ecos se difunden, Y se escuchan con encanto, Llenando al pueblo de espanto O haciéndole conmover: Que el vate en su inspiracion Nuestros sentidos sujeta, Y con su brazo de atleta Postra y alza nuestro ser.

En medio de sus errores, Fermín de Pas despierta simpatía, como todo atleta a quien se ve luchando por sostener sobre sus espaldas un mundo de exorbitante y abrumadora pesadumbre.

¡Lucha triste y cruel! Lanzaba, en el frenesí de su cólera y pavor, una granizada de golpes al pecho del viejo atleta.

Allí comienza el prólogo infinito De su pasión creciente Y patriotismo ardiente, En el Noli me tángere descrito, Con al arte de hacer a los patriotas En las batallas de candentes notas. Clarividente y singular atleta Ya era Rizal el escultor profeta.

Por las mañanas iba á sorprenderlo en su lecho, como á un pequeñuelo, y besaba con devoción aquella carne de atleta, que era su propia carne, metamorfoseada. Todo le parecía mezquino y pobre para este mocetón hermoso como un dios antiguo; cuidaba de su cama, de su tocador, de su persona, con el fanatismo de una amorosa; registraba sus bolsillos, para renovar incesantemente los regalos de dinero.

El Duque dejó caer la pistola y se cruzó de brazos, esperando la muerte, con una bravura llena de afectación y soberbia. Gonzalo avanzó precipitadamente, hasta ponerse a dos pasos de su adversario. En aquel momento una ola de sangre le cegó. Su temperamento de atleta venció repentinamente a las sugestiones de la razón.

Desde la sala en que esperaba entretenido en contemplar las estampas de santos y toreros que cubrían las paredes, oyó Salvador los gruñidos del atleta al ser arrancado de su dulce sueño por la mano áspera y aceitosa del fenómeno. Oyó después imprecaciones y desperezos, y luego una ronquísima voz que decía: Baja a la tienda y tráeme los cigarros que dejé en el cajón grande del mostrador.

¡Tablas, Tablas! gritó Carnicero, y cuando el atleta apareció en la puerta, le dijo : Gandul, ¿estás sordo?... Vete a la taberna de la calle del Burro y trae una botella de Jerez seco o de cosa que lo parezca. Anda pronto. Oye, ¿no hay bizcochos en casa? trae también bizcochos.... Jerez seco... pronto.

Palabra del Dia

vorsado

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