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Actualizado: 10 de junio de 2025
Ojos grises de ave de presa, pupilas duras donde chispeaba todavía la brasa de su orgullo, como en los tiempos en que arrastraba sus castellanas espuelas por las losas de Nápoles.
Y Bonis, sin pasar del portal, mal alumbrado por un farol de aceite, se cogía la cabeza con las manos. No se determinaba a subir. Le daba asco su casa con aquella chusma dentro. «¡Si fuera para barrerlos! Y a mí con ellos... a todos..., a todos.... »¿Cómo seguir con aquella vida, ahora sobre todo, que ni el placer, ni el pecado, le arrastraba a ella? »¡Egoísta!
Se arrastraba doliente en los medios imitando los gemidos burlescos del muchacho herido, y saltaba de súbito pregonando el placer, el baile, la embriaguez y el olvido de penas y trabajos. Abriendo el pupitre de un escritorio de ébano, la marquesa revolvía papeles, cartas, objetos diversos.
La imagen de la acequia que á poca distancia arrastraba su caudal murmurante para otros, era para él un martirio. Enfurecíale que la vida pasase junto á su puerta sin poder aprovecharla, porque así lo querían las leyes. De repente se levantó, como hombre que adopta una resolución y para cumplirla lo atropella todo: ¡A regar! ¡á regar!
Y, preciso es decirlo, aunque nadie lo crea, aunque estas páginas hagan sonreír a los lectores: no estaba yo enamorado de Gabriela, no; mi corazón era de Linilla, de la huérfana tierna y cariñosa, que allá, en un rincón de la Sierra, vivía pensando en mí.... No sabia yo qué fuerza misteriosa me arrastraba hacía Gabriela. ¿Su belleza, su elegancia, su discreción, el fraternal afecto con que me distinguía?
Cortesano asiduo de los poderes que acababan y de los que comenzaban, clásico revolucionario y romántico meticuloso, uno de esos genios inquietos, pero indecisos, que sirven de eje a las revoluciones del mundo, sabía romper las cadenas, pero arrastraba los andadores. Sus personajes son casi siempre calcos en los que apenas se encuentran las líneas de una fisonomía humana.
Vamos hasta los bulevares me dijo tomándome por un brazo. Deseo que me acompañes y ya es casi de noche. Caminaba de prisa y me arrastraba como si estuviese apremiado por la hora. Tomó por el camino más corto, atravesó las alamedas desiertas y me llevó derecho al lugar en que se acostumbraba pasear durante el verano al caer la tarde.
Su abandono arrastraba consigo la cobardía y la degradación. Conocía mejor que sus parientes la biografía de los grandes duelistas y gens des armes de París. Podía describir con pelos y señales los desafíos que habían tenido y la gravedad de las heridas. En cuanto se anunciaba un asalto entre dos maestros, por ejemplo Jacob y Grisier, ya estaba nuestro caballero excitado.
¿Qué hago yo aquí? se dijo . No parece sino que uno de estos gallegos me va a prestar cinco mil reales por mi cara bonita . Los barrenderos levantaban nubes de polvo que un sol anaranjado teñía del mismo color de la niebla que se arrastraba sobre los tejados. Pues lo que es uno de estos señores de escoba tampoco creo yo que me dé lo que necesito. ¿Qué hago yo aquí?
Estando los dos en estas pláticas, vieron que venía a pasar por donde estaban uno con dos mulas, que, por el ruido que hacía el arado, que arrastraba por el suelo, juzgaron que debía de ser labrador, que habría madrugado antes del día a ir a su labranza; y así fue la verdad. Venía el labrador cantando aquel romance que dicen: Mala la hubistes, franceses, en esa de Roncesvalles.
Palabra del Dia
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