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Actualizado: 25 de junio de 2025


Oyó que don Álvaro se despedía con una voz temblona y muy humilde. ¿Irá usted al teatro? No, de fijo no contestó la Regenta, cerrando detrás de la puerta y entrando en el patio. A las ocho en punto, la berlina de la Marquesa venía arrancando chispas por las mal empedradas calles de la Encimada; llegaba a la Plaza Nueva y se detenía delante del caserón arrinconado.

El peligro era inminente; hallábase una de las ruedas traseras fuera del camino, sostenida sobre el precipicio tan sólo por el tronco de un roble inclinado, cuyas raíces se sentían crujir y ceder a cada momento, arrancando grandes pelotones de tierra... Un instante perdido, un solo movimiento de cualquiera de los espantados brutos, y coche, caballos y viajeros rodarían por el alto repecho de la cuesta, haciéndose trizas.

Pero Enrique, levantándose furioso contra él, e indignado contra mismo por aquella vergonzosa huida, comenzó a gritar como un energúmeno: ¡Dejádmelo, dejádmelo! Y arrancando unas banderillas al primero que encontró, se fue ciego, frenético hacia el toro, y se las clavó en el pescuezo, sufriendo por ello una nueva cogida.

Otros estudiaban la flora arrancando hierbecillas y discutiendo ampliamente acerca del cultivo que convendría a aquellas tierras y de los productos que pudieran dar.

Y cuando subía al monte Moria, que era un establo cubierto de verdura, que se elevaba en medio de la plaza, adquiría la majestad patética de un buen actor. Pero en lo que más se lucía, arrancando gritos de entusiasmo, era cuando ofrecía á Isaac al Todopoderoso antes de sacrificarle. Isaac era un chiquillo de diez años lo menos.

El pequeño Telémaco pudo entretenerse rompiendo las viejas coronas del trovador, arrancando estampas á los volúmenes, con la inconsciencia de un niño fogoso que tiene á su padre muy lejos y vive sometido á dos señoras que le adoran. Además, el poeta dejó á su ahijado una casa vieja en Valencia, varias tierras y cierta cantidad en valores cotizables. Total: treinta mil duros.

Paice que me están arrancando el estómago con unas tenazas de fuego... Es de la tremolina de esta mañana. Me dan tentaciones de ahorcarme colgándome de esta reja con un cordón hecho de tiras del refajo.

Nuestra misión al llegar hasta aquel lugar de eterno descanso, lo alentaba el deseo de ser útiles á la ciencia, arrancando algún secreto de informes restos de generaciones pasadas, á fin de añadir una página más á la gran obra de los estudios antropológicos; y sin embargo de tales aspiraciones, permanecimos por largo tiempo sin que se alargaran nuestras manos á coger ninguno de aquellos restos, pues al tocarlos creíamos profanar la historia de una raza entera sumida en el olvido de la eterna noche de los tiempos.

El hombre, la naturaleza, Dios son el triple objeto de vuestra alma: romped el encanto que os detiene en esta bellísima comarca: quedan aun ciudades, paisages, talleres, monumentos donde podais ver la divinidad creando, la naturaleza obedeciendo á leyes inviolables, la humanidad arrancando el secreto de estas mismas leyes y utilizándolas hoy para surcar los mares, mañana para cruzar el espacio en alas de los vientos, al otro dia para disipar con una sola luz las sombras de la noche.

Mi compañero de viaje y querido amigo el insigne músico D. Mariano Vázquez me esperaba en la gran Basílica, enteramente solo, sentado delante del magnífico órgano llamado del Deán, arrancando de su hondo seno solemnes y patéticos gemidos.

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