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Actualizado: 2 de mayo de 2025


Cierto es que sin el apoyo que ambos le prestaron quizás se habría visto apurada para llegar hasta allí, pero, ¡cuánta, diferencia no había entre aquel día y la víspera, cuando hubo que llevarla en brazos! Me senté a su lado y a los pocos instantes dio muestras de sentir cierta impaciencia.

La Villasis, sin embargo, no se mostraba muy propicia, y echándose a reír, le dijo: ¿Pero qué falta hago yo, mujer?... La misma que los perros en misa... No digas eso, María, porque ni misma lo crees replicó la otra muy apurada.

La ortodoxia las maldecía desde luego; después, cuando ha visto que era imposible detener el torrente, que la humanidad seguía su camino, inquietándose poco de dejarla atrás, se ha puesto a correr detrás de su pupila infiel, a hacerse la apurada, a pretender que había querido lo que ha sucedido y que se le debe mucho reconocimiento por ello".

Tenemos un ejemplo de la apurada situacion á que muchos se veian reducidos en estas estraordinarias circunstancias, en el viaje que los hermanos de S. Eulogio, Isidoro y Alvaro, tuvieron que emprender á Alemania con mercaderías de Córdoba, en busca de recursos con que vivir y satisfacer aquellos desmedidos impuestos. Véase la vida de S. Perfecto, presbítero.

Guido cae prisionero en una salida que hacen, y ya está á punto de sucumbir, á pesar de los ruegos de Floripes, cuando sus compañeros lo libertan, y se abren paso por el ejército de Fierabrás para poner en noticia de Carlomagno la situación apurada de sus pares.

Yo sostenía que no, contra todas mis convicciones, porque era muy duro rendirse sin protesta en tan apurada situación de espíritu, y no alentar un poco el de aquellas honradas gentes, harto más competentes que yo en el punto que ventilábamos.

Como todavía no se ha convenido en mantener a costa del Erario a los filósofos, don Carlos que no se ocupaba más que en arreglar el mundo y condenarlo tal como era, se vio pronto en apurada situación económica. «Ya estaba cansado; bastante había combatido en la vida», según él, y no se le ocurrió buscar trabajo; no quería trabajar más.

Pues por donde acostumbra cuando yo no voy con ella: por estas alturas... hasta el Miradorio... Primero habíamos paseado juntos por la costa hacia la mina... Yo la dejé leyendo en la Glorieta, y me vine a casa a despachar mi correspondencia atrasada... Cuando acabé, al mediodía, la vi entrar en su gabinete, de vuelta del paseo y muy apurada, porque no sabía que era tan tarde... Por lo visto se enfrascó en la lectura; y con la agitación y el sobresalto... y el sol... ¡Si yo la contaba en casa dos horas hacía!

Hay circunstancias en la vida en que un consejo dado con oportunidad puede sacarnos de un serio conflicto. Yo me encuentro, por desgracia, en una situación bastante apurada, y pienso que ninguna persona mejor que usted puede serenar la tormenta que me amenaza. Vamos, vamos... Al parecer se trata de un caso de conciencia, ¿no es así? Algo de eso.

Ha pasado; mis ojos siguen inconscientes al farol que se va alejando; su incierto resplandor oscila aún, disminuye, se disipa... Una sombra, algo que no he oído llegar, pasa a mi lado, pegándose a la pared y produciendo el ruido especial de las plantas desnudas batiendo temerosas la vereda; si la detenéis, os dirá siempre que va muy apurada a la botica, porque la señora o la prima está enferma... Esas aves que cruzan a la sombra y que uno mira con atención para descubrir si van montadas en un palo de escoba, rumbo al sabbat, llevan en Bogotá el característico nombre de nocheras.

Palabra del Dia

commiserit

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