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Actualizado: 2 de junio de 2025


De aquí que no tuviese la menor inclinación ni vocación a la vida monástica. Pero como a doña Inés se le había puesto en la cabeza que ella fuese monja, y cuando formaba un plan era punto menos que imposible hacerla desistir, la pobre Juanita se veía muy apurada.

Muy acertado estuvo Bouterwek al calificar la comedia Rubena de novela dramática, atendiendo al somero enlace de sus escenas: en la parte primera de esta pieza, como ya dijimos, se describe la apurada situación de Rubena, hija de un prior, seducida por un joven clérigo, y que, por evitar la cólera de su padre, se decide á parir al aire libre.

Ya está apuntado... Estese tranquila, niña, que no lo olvidaré... ¿Quiere que le muestre un abanico de papel de colores que le he traído del mercado? ¡Voy corriendo a buscarlo!... Disponíase Ramón a correr en busca del abanico; pero Lita lo contuvo, con aire importante: Me lo mostrarás otro día, Ramón. Ahora estoy muy apurada. Debo continuar pronto mi trabajo. Llévame pues al otro patio...

Luciana pareció apurada y balbució: ... sin duda... lo haré... Buscaré una ocasión y lo explicaré todo de un modo verosímil... Confíe usted en y guarde el secreto... Me lo ha jurado usted. No lo olvido. Necesitaba todas mis fuerzas para contenerme y para contener los movimientos de aversión que me sacudían los nervios.

.... Algo tenía que decirle a su tío; pero le turbaban tanto los ojos interrogantes de éste, la calma con que esperaba su respuesta, que se le embrollaban sus pensamientos y no sabía cómo empezar. Es cuestión de la mamá.... ¡Si usted supiera, tío...! Está en situación muy apurada.

Qué cosas tienes, mujer observó Belén muy apurada, acordándose de cuando fue corista y representándose con terror el escenario de la Zarzuela ; otras han hecho también pecados feos, pero los han llorado como , y cátalas perdonadas. Mauricia tenía un pañuelo en la mano; pero con la humedad del lloro y del sudor era ya como una pelota. Amasábalo en la mano y se lo pasaba por la angustiada frente.

Cuando se encontraba en una situación apurada, cercado por los carabineros, cuando se perdía en el monte, en medio de la noche, cuando tenía que hacer un esfuerzo sobre mismo, recordaba la actitud y la voz del viejo al decir: ¡Firmes! ¡Siempre firmes! Y hacía lo necesario en aquel momento con decisión. Tenía Martín serenidad y calma.

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